Alrededor del Game Boy

La portátil de Nintendo tuvo de los mejores juegos, sin duda. Pero durante años hubo abrazos hermosos a su alrededor, y muchos ni nos dimos cuenta.

Los recreos de mi escuela no tenían muchos Gameboys, y sin embargo los considero un clásico de mi infancia. Una oportunidad de vivir aventuras enteras donde fuera, siempre al alcance de mis manos. Si tan solo hubiese sabido qué le deparaba al futuro de los videojuegos…

En 1994, Nintendo buscó que las pantallitas pequeñas no nos limitaran, con algo que en un principio conocí a través de la emulación: el Super Gameboy.

Gracias a un adaptador especial, nuestros cartuchos de Gameboy podían conectarse a una Super Nintendo para continuar jugando en el televisor de casa, desde la comodidad del sillón. Lo portátil de la consola desaparecía, dejando un lugar amplio para las pantallas gigantes y el sonido en estéreo, detalles más que bienvenidos. ¡Ya no dependíamos de las pilas!

Parece plástico, pero adentro hay magia...

Esta actualización permitió que los juegos dejaran de verse en escalas de grises, dibujando con una paleta de distintos colores y haciendo provecho de la consola (o parte de ella). Algunos casos se atrevieron a incluir música más compleja cuando se utilizara esta conexión, mientras que otros títulos incluso agregaron modos para dos jugadores, ahora que tenían ambos controles de Super Nintendo a su disposición. En cierto sentido, una buena forma de prolongar la vida de una portátil un tanto añeja, que, como maravilla de ingeniería, se lograba mezclar con lo doméstico.

Por supuesto, traía sus detalles. Mis pokémones se veían más grandes que en mi Gameboy, sí, pero la resolución del videojuego (160×144 píxeles) seguía sin ser suficiente. Los gráficos no conseguían expandirse hasta ocupar todo el televisor sin sufrir en calidad, por lo que Nintendo negoció una solución: dibujar el juego en el centro de la pantalla y rellenar el resto con un borde caricaturesco pero atractivo. Nacen, así, los bordes de Super Gameboy.

¿Qué artistas hicieron estos bordes? No sabemos. ¿Por qué no todos los juegos se esforzaron para incluir dibujos originales? Podemos suponer alguna teoría. Lo único que puedo decir con certeza es que siempre me llamaron mucho la atención por su especificidad.

Aquella forma en que aprovechan la Super Nintendo para verse más detallados que los videojuegos mismos. Cómo consiguen no sólo enmarcar la aventura, sino también transmitir su mismo espíritu. Muchas veces me quedé mirando las criaturas alrededor del Pokémon Red, preguntándome qué nombres tendrían o cuándo los encontraría en mi camino. Intriga y emoción, la fórmula exacta.

Los bordes de Super Gameboy ocupan un espacio muy particular, dentro y fuera del juego al mismo tiempo. Muchos de ellos se mantienen estáticos (algunos cambian a medida que avanza la historia); son pocas las oportunidades en que realmente se aprovechan como algo más que un decorado. Más que funcionales, resultan cosméticos. Dibujos visualmente atractivos, relacionados con el material, sin estorbar mucho. Y mi relación con ellos es tan íntima como divulgada.

“…son pocas las oportunidades en que realmente
se aprovechan como algo más que un decorado…”

Desde hace años quiero armar una galería con todos estos bordes. Un espacio donde podamos disfrutar de toda la variedad que nos ofreció Nintendo. Donde se celebre a estos héroes anónimos que siempre estuvieron ahí, viéndose fantásticos, y que tanto tiempo ignoramos. Porque no existe lista precisa de qué juegos tienen borde para Super Gameboy, así que cada cartucho (o cada ROM) se vuelve una pequeña aventura que descubrimos a medida que carga lentamente. Con algo de celos, pero mucha satisfacción, me alegra decir que VG Museum realizó esa tarea.

Llevan mucho más de una década documentando videojuegos a través de imagen y de audio, por lo que era inevitable que eventualmente lograran completar esta tarea. Está bien. Me alegra que, si no pude ser yo, hayan sido ellos quienes lo lograran.

Por fin tenemos la oportunidad de apreciar decisiones artísticas como la de Dragon Warrior I & II (Dragon Quest), que muestra un borde diferente para reflejar el ambiente que recorremos. O Warioland 2, con ilustraciones diferentes para cada nivel. Joyas hermosas que se esconden en un diluvio de riquezas.

Como es de esperarse, la gente de VG Museum hizo más que lo necesario. Algunos años después de Super Gameboy, Nintendo lanzó al mercado el Gameboy Color, con todo un catálogo disponible de forma exclusiva para esta nueva consola.

¡Hay algunos que son tan bellos!

Ahora, los juegos anteriores eran compatibles con Gameboy Color, pero los nuevos no correrían en el hardware viejo (y aclaraban “Only for Gameboy Color”). Mostrarían, en su lugar, un cartel señalando el error. Bueno, los de VG Musem rejuntaron esas pantallas.

Confieso que también consideré acumularlas, pero con un poco menos de entusiasmo. Lo atractivo de estas advertencias menos lindas, en blanco y negro, se encuentra en la poca gente que las debe haber encontrado. Con tantos avisos, ¿cuántos habrán comprado un juego incompatible por error? Sé que yo sólo vi la de Tarzan en mi Gameboy Pocket cuando se lo pedí prestado a un amigo, y era con el propósito de ver qué ocurriría. Pero los mensajes están ahí, también ocultos.

A veces ni siquiera sabés qué juego es el que pusiste mal...

Sumérganse un rato en la dulce melancolía que es esta selección artística, y, por qué no, recorran el resto del museo, que está repleto de material fascinante. Es la forma ideal de pasar una tarde de entretenimiento y de aprendizaje. Así que agradezcamos a quienes se tomaron el tiempo y el esfuerzo para completar esta colección, porque realmente realizaron un trabajo maravilloso.

Eso sí, hay pocos elementos que me resulten tan dolorosos como una obra anónima, sin saber a quién otorgarle el reconocimiento debido. Así que, si se enteran qué artistas hicieron los bordes, por favor avísenme. Porque quiero agarrar al que dibujó el de Pocahontas y decirle “Ah, te chupó un huevo.”

Compuesto de Videojuegos y de Letras por partes iguales, Alejandro se concentra en las historias desde chico. Busca establecer un ambiente optimista e invitar a que todos jueguen, pero pasa la mayor parte de su tiempo distrayéndose con fotos de perritos.