Kirby and the Rainbow Curse Review

Diez años más tarde, Nintendo nos trae la secuela del Kirby Canvas Curse para su actual consola de sobremesa.

A Nintendo se le critica que desde hace 25 años lanza iteración tras iteración de sus mismas sagas estandarte: Mario, Metroid, Zelda, Kirby, etc., cuestión ésta que resulta tanto loable como reprochable al mismo tiempo.

¿Por qué? Porque si bien cada tanto aparece una IP nueva, la premisa es medianamente cierta, pero, también no puede dejar de admitirse que cada título nuevo de estas sagas es lanzado con un cuidado paternal.

En el caso de Kirby, mantener fresca y divertida cada entrega de la saga es un reto mayor al que surge a simple vista, ya que son juegos con un nivel de dificultad bajo y que cuentan con pocos elementos de gameplay, pero Hal Laboratory siempre se las ingenió para aplicarlos y/o remixarlos de un modo que haga que nunca un juego de Kirby sea aburrido de jugar.

Dos de los ejemplos más claros de ello son el Kirby’s Epic Yarn, de Wii, donde todo lo que nos rodeaba –y Kirby mismo- estaba hecho de lana, y nuestro personaje principal sacrificaba su habilidad de absorber los poderes de sus enemigos a favor de la pura interacción con este material; mientras que el otro, Kirby Canvas Curse, de Nintendo DS, es el que nos da el pie a esta review.

Kirby and the Rainbow Curse es la secuela del Kirby Canvas Curse, que saliera allá por el 2005 para la consola portátil de turno de la gran N. En su momento, este título servía para demostrarnos las habilidades de la pantalla táctil de la DS, por lo que ahora, ya consolidado el gameplay, Rainbow Curse se da el lujo de ir más allá.

Kirby Canvas Curse, el papá del Rainbow Curse.

Kirby’s Epic Yarn, otra de las muestras de la inagotable creatividad de Nintendo y Hal Laboratory.

La historia que se nos presenta es no más que una excusa para dar lugar al juego: Kirby, como siempre, está al pedo [Nota del reviewer: ¿se puede decir “al pedo” acá? Espero que sí, porque no hay otra forma de decirlo.] en sus prados de verdes colinas del planeta Popstar, hasta que es advertido de que un agujero se abre en el cielo y salen de él unas manos que le quitan el color a todo lo que tocan, alcanzándolo a él y a su buen amigo Waddle Dee. De ese mismo hoyo, aparece Elline, una criatura que se asemeja a un pincel, que les devuelve el color y la vida a nuestros personajes, quienes la salvan de las manos –que resultan ser de Claycia, una hechicera- y emprenden la aventura de retornar el color a su mundo. Sí, es cliché, pero Nintendo usa este recurso innumerables veces, hasta el punto de satirizarse a sí mismo y crear obras maestras como lo son los Paper Mario.

Kirby and the Rainbow Curse es la secuela del Kirby Canvas Curse, que saliera allá por el 2005 para la consola portátil de turno de la gran N.

Lo primero a destacar es la excelente decisión tomada por HAL en cuanto al diseño visual del juego: Claymation¹. ¿Quién no ama el Claymation? Más aún cuando está logrado con la calidad que nos presenta esta entrega. Absolutamente todo está hecho mediante esa técnica: desde los menúes hasta los extras como las estatuillas coleccionables de los personajes del juego, las cuales pueden visualizarse desde cualquier ángulo y presentan un detalle exquisito.

En este juego no controlamos a Kirby en forma directa ni hacemos uso de la usual técnica de copiar las habilidades de sus enemigos, sino que debemos usar el gamepad de la Wii U para trazarle el camino a seguir, el cual recorrerá en la dirección del trazo, además de poder apurarlo clickeando sobre él con el lápiz. Como variaciones al gameplay, encontramos niveles donde Kirby puede transformarse en, por ejemplo, un tanque o un submarino, que son controlados de una manera completamente diferente, sin entrar en detalles para no arruinarles la experiencia.

No podremos trazar en forma infinita, ya que contamos con un medidor que, si bien se rellena dejando de dibujar por unos segundos o con ítems con tal efecto, debemos administrarlo en forma consciente, si es que no queremos llevarnos puesto un enemigo o dejar de lado ese coleccionable al que tanto nos costó llegar. También deberemos saber gestionar el recurso que se nos da de poder mantener pulsado el lápiz sobre Kirby y que éste se vuelva gigante, rompiendo todo a su paso o que su versión tanque lance varios misiles a la vez, dado que cada uso de éste nos cuesta 100 estrellas.

En este juego no controlamos a Kirby en forma directa, sino que debemos usar el gamepad de la Wii U para trazarle el camino a seguir, el cual recorrerá en la dirección del trazo.

Ahí es donde se encuentra uno de los grandes fuertes del juego: si bien éste es simple, siempre encuentra una forma de mantenerlo vivo y que no aburra, cosa que no es poco decir.

Por otro lado, el juego cuenta con una gran rejugabilidad y con varias maneras de encarar la experiencia. Esto se debe a que hay escondidos diferentes coleccionables en los niveles: las estatuillas a las que ya hicimos mención, pistas de música de toda la saga de Kirby, y la posibilidad de obtener una medalla de bronce, plata u oro en relación a la cantidad de estrellas que agarremos durante el nivel, como así también adquirir fragmentos del diario de Elline, que nos va contando lo que sucede desde su perspectiva.

Claymation y “cuteness” en su máxima expresión.

El juego cuenta con una gran rejugabilidad y con varias maneras de encarar la experiencia.

Kirby al pedo, para variar.

Habiendo tanto más que hacer que sólo terminar el nivel hace que quien quiera jugar en forma casual, llegar a la meta y ver el final del juego pueda hacerlo, como también el que desee matarse recorriendo los niveles tratando de conseguir todo. Ojo, no es que sea muy difícil tampoco, pero sí requiere bastante más paciencia y habilidad que la demandada por el juego para finalizar un nivel.

Como si fuera poco para un juego descargable, además de todo esto, tenemos un modo co-op, donde el segundo jugador controlará a Waddle Dee en forma directa y podrá ayudar a Kirby mediante la interacción con los trazos del lápiz y cuanto objeto o enemigo se cruce en su camino; y también un modo Challenge, el cual nos reta con objetivos de una dificultad bastante más elevada que la del juego en sí. Excelentes condimentos para lo que ya es un gran plato principal.

La música es un deleite para los oídos, que será disfrutada tanto para quienes no acostumbren jugar juegos de la saga como para los fieles seguidores, ya que encontraremos varios remixes de temas clásicos, pudiendo acceder a un modo exclusivo para escuchar los tracks, el cual se irá agrandando a medida que vayamos obteniendo más temas escondidos en los cofres coleccionables.

Elline y Claycia son personajes que se introducen por primera vez a la saga, pero eso no quita que todo el cast que ya conocemos vuelva para hacer su aparición. Desde el primer Boss clásico de Kirby, Wispy Woods, hasta la inclusión de King Dedede y Metaknight a través del uso de sus respectivos amiibo, que nos dará la posibilidad de jugar con versiones de ellos tal como si Kirby hubiese copiado sus habilidades, brindándonos más resistencia a los golpes u otras bondades que dejamos que el lector descubra por sus propios medios.

Por suerte, la primera aparición en la Wii U de una de las mascotas más queridas de Nintendo resulta una experiencia más que disfrutable, que no sólo nos maravilla visualmente, sino que nos enamora con su simplicidad en el gameplay y nos sorprende sacándonos una sonrisa cada veinte minutos.

En definitiva, la Wii U suma a su no tan larga lista de exclusividades un título que no puede faltar en la colección de ninguno de sus usuarios, por la calidad y amor con el que está hecho, y por la cantidad de horas de diversión que brinda por un acotado precio. ¡Un poroto –rosa- más para la Wii U!

Los amiibo dicen presente en Rainbow Curse.

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¿LO JUEGO?

Definitivamente. Una sólida entrega en la saga y un infaltable en Wii U.

Y Checkpoint Radio que opina?
diegote_web

Nunca jugué un juego de Kirby, tengo ganas de jugar alguno de la saga, pero creo que este juego no sería el correcto para empezar aventuras del personaje dado que tiene un control innovador, pero que tiene el punto en contra de lo mencionado por Vani más abajo. Estéticamente me parece hermosísimo y es otro juego más que se suma a los motivos por los cuales necesito una Wii U!

dieguito_web

La verdad jugué poco y nada con este personaje, toque alguno de DS que ni recuerdo, por lo cual no soy un seguidor de Kirby ni mucho menos. Pero por lo que comenta Guille y por las fotos, este juego parece ser una “masa” (Bada bum pshh!).

seba_web

Plataformas + Nintendo = Décadas de aventuras perfectas, magia y encanto. No te fundas nunca “N”!!

vani_web

Me pareció un juego entretenido con una estética muy bella, pero no me gusta el hecho de que, al jugarse en el control de Wii U, haya que estar mirando todo el tiempo su pequeña pantalla. Por más que cuando lo que estés haciendo también aparezca ampliado en la TV, no la mirás para nada porque estás concentrado en el control, y sólo sirve para que otro que pase por ahí vea lo que estás haciendo… Esto me parece un desperdicio total, y por esta razón pienso que lo más acertado hubiera sido sacarlo para una consola portatil, y no para Wii U. Por este motivo no me interesa jugarlo por más que me parezca adorable y entretenido, porque es de esos juegos lindos que jugaríamos en la sala de espera del médico (ya se volvió tradición decir esto jaja), y bueno, como que no me puedo llevar la tele con la Wii U ahí… 😛

Lo Bueno

  • Gameplay simple y divertido.
  • Estética Claymation implementada a la perfección.
  • Casual ó hardcore. Vos decidís.
  • Miles de coleccionables.

Lo Malo

  • Puede resultar frustrante que ante tanta belleza en HD, haya que dedicarle tanta atención al gamepad en vez de al televisor.
9

Joya del gaming

Con el Derecho como vocación, y los videojuegos como pasión, Guille, “el Gurú”, es un gamer integral, con un amor incondicional a Nintendo, pero que se desvive por jugar cuanta cosa sale al mercado...y hasta a veces lo que ni llega a salir. Los géneros que lo pueden son los RPGs -tanto orientales como occidentales-, peleas y aventuras gráficas; con una fuerte tendencia a desenterrar juegos viejos y olvidados -de ahí su apodo-.