Super Smash Bros. Ultimate Review

La batalla final en la -probablemente- última iteración del consagrado Super Smash Bros.

Allá por el año 1998, un anuncio sacudió a los fanáticos de Nintendo y sembró una de esas dudas a las que nos acostumbra la empresa: Masahiro Sakurai tenía la intención de desarrollar un juego de peleas original que enfrentaría a cuatro jugadores simultáneamente, y ni más ni menos que con personajes de diversas sagas de la gran N. La idea rápidamente escaló y, con la ayuda de Satoru Iwata -todos de pie, por favor-, al año siguiente se lanzaría Super Smash Bros., la primera de una larga serie de iteraciones de notable éxito. Todavía recuerdo con alegría y nostalgia haber llamado a mi primo (para los seguidores de Checkpoint, Guille “el gurú” Valdovinos) inmediatamente después de probar el juego en la N64 para transmitirle la maravilla que estaba experimentando. Tan original resultó la iniciativa de Sakurai, que con el tiempo algunos analistas llegarían a considerar la saga dentro de un género diferente al de peleas.

Todos están aquí para la gran season finale. Sí, absolutamente TODOS

El caos y la fiesta que caracterizan a la saga están más presentes que nunca.

La historia -y la excelencia de los desarrolladores, claro está- elevaría la propuesta a una cada vez mayor potencia, con Super Smash Bros. Melee (Gamecube), Super Smash Bros. Brawl (Wii), Super Smash Bros. WiiU/3DS y ahora Super Smash Bros. Ultimate en Nintendo Switch (“Turn down for what?!”). Decir que la saga está consagrada es poco, y esta última iteración -probablemente, LA última- es una obra maestra que rinde homenaje no sólo a la batalla nintendera de todos los tiempos, sino también y especialmente a sus jugadores, los fieles y los novatos.

Para estos últimos, los recién llegados, valga una síntesis de lo que trata esta fiesta: entre dos y ocho jugadores se enfrentan en un escenario (muchas veces interactivo), utilizando sus golpes, ataques especiales y un sinnúmero de ítems destructivos o defensivos para expulsar violentamente a los rivales por fuera de las fronteras de la pantalla. Si suena caótico, es porque lo es: hay que prestar especial atención y afinar los reflejos frente a todo lo que sucede en la contienda, y no nos podemos distraer.

Varias cualidades le dan el carácter de “Ultimate” a la iteración de Switch. Una de ellas es la enorme cantidad de personajes a elegir -74 más los DLC anunciados para el transcurso de 2019-, los cuales abarcan un amplio abanico de sagas que identifican a Nintendo como Super Mario, The Legend of Zelda y Metroid, y algunas otras que han pasado por allí como Metal Gear Solid, Final Fantasy y Street Fighter. Todos los personajes que alguna vez hicieron su aparición en la saga están aquí, más algunos otros que debutan con un auténtico estilo. La variedad puede parecer verdaderamente apabullante, pero los desarrolladores incorporaron un detalle para amortiguar este efecto y a su vez ofrecer un guiño a los más fieles seguidores: el roster inicial sólo contiene a los ocho personajes fundadores de Super Smash Bros., mientras que el resto de los contendientes se van destrabando secuencialmente a medida que sumamos horas de juego en los modos principales. Además de ser una idea merecedora de aplausos, obliga al jugador a probar diferentes peleadores y lo invita indirectamente a experimentar perfiles notablemente únicos antes de elegir sus personajes predilectos. ¿Aprovecharemos la agilidad de la enigmática Sheik para agotar de a poco la resistencia de nuestros rivales? ¿Los aplastaremos con la fuerza oscura de Ganondorf para obtener una victoria rápida y contundente? ¿O quizá probaremos las innovadoras maniobras del Inkling para pintarle la cara a quien se nos cruce?

A esto hay que sumar las innumerables formas de configurar cada partida: por tiempo, por número de vidas, por stamina, sin ítems, con pocos ítems, con muchos ítems, muerte súbita, y un largo etcétera. Las opciones de customización son interminables; tanto es así que podemos guardar varias combinaciones de configuraciones para utilizarlas en futuras partidas, sin necesidad de seleccionar las opciones cada vez.

Decir que la saga está consagrada es poco, y Super Smash Bros. Ultimate es una obra maestra que rinde homenaje no sólo a la batalla nintendera de todos los tiempos, sino también y especialmente a sus jugadores.

Los modos de juego de Super Smash Bros. Ultimate hacen honor a la variedad que, como podrán apreciar, caracteriza al juego. Tenemos el consagrado modo Smash, para batirnos a duelo hasta que se entumezcan las manos; el modo Classic -equivalente al Arcade típico de otros exponentes del género- que en esta oportunidad individualiza los enfrentamientos según el personaje que elijamos; el novedoso Squad Strike que permite contiendas de 3 versus 3 ó 5 versus 5; el Tourney que nos facilita la organización de torneos de hasta 32 jugadores; el Special Smash que incluye tres modos, uno de los cuales inhabilita sucesivamente a los personajes a medida que se van eligiendo pelea tras pelea. Y a esta lista hay que agregar otros como el Shop, el Training, el Mob Smash y los Challenges, que resonarán conocidos para los viejos seguidores.

Los Spirits incluyen… de TODO.

Aquellos que desean una aventura solitaria: ¡para ustedes también hay! World of Light -revelado en la última Nintendo Direct– tiene reservadas horas y horas de juego para rescatar a cada uno de los luchadores cuyos espíritus han sido capturados por el rayo de luz del malvado Galeem. ¿Pero quién sobrevivió para poder comenzar este largo y sinuoso rescate? ¡Kirby, por supuesto! (?) A lo largo de su travesía, iremos ampliando nuestro repertorio de personajes jugables, y a su vez liberaremos cientos -literalmente- de “Spirits” que podremos equipar para aumentar nuestro poder, protegernos contra amenazas en las batallas e incluso ayudarnos a progresar en el mapa (sí, hay un mapa). Cada una de las peleas ofrece un desafío muy particular, desde vencer a oponentes gigantes hasta cubrir los escenarios con niebla -o una combinación de todo este tipo de dificultades que nos obligarán a hacer gala de nuestra destreza. Además podremos aprender nuevas habilidades, subir el nivel de varios Spirits, asignarlos a misiones de exploración y utilizarlos en otros modos de juego por fuera de World of Light. Sin duda, los desarrolladores se encargaron de cubrir todos los flancos y ofrecer diversos niveles de desafíos para los más nuevitos y los más experimentados por igual.

El modo aventura “World of Light” satisface ampliamente el contenido para un solo jugador

Por supuesto también podremos enfrentarnos con jugadores de carne y hueso en varios modos online, aunque lamentablemente -y como es habitual- Nintendo no ha logrado garantizar una conectividad estable para un juego que francamente la necesita en forma imprescindible. Mientras rezamos para no sufrir un desastroso lag, podemos buscar un contendiente al azar en el modo Quickplay, crear una sala de juego con reglas propias o simplemente sentarnos como espectadores de duelos entre otras personas. Tendremos que aguardar sucesivos parches que, esperemos, mejoren la experiencia online.

Un comentario aparte merece la música de todo el juego, que como se imaginarán… no, no pueden imaginarlo. El repertorio incluye más de 800 pistas de todas las sagas aludidas por el contenido, y nos ofrece versiones originales, remixes antiguos, remixes nuevos,… En fin, tal es la atención que se prestó al apartado sonoro que podemos crear nuestras propias listas de canciones y utilizar la Switch como equipo portátil de música. Hermosa forma de disfrutar decenas de horas de deleite para nuestros oídos.

Más que un juego de pelea, es un verdadero homenaje a toda la historia de una empresa que ha entretenido -y lo sigue haciendo- a generaciones de videojugadores.

La emocionante pantalla que saca una sonrisa y nos prepara para un desafío.

En suma, para una iteración que al principio se sospechaba como un relanzamiento de la versión de WiiU, los desarrolladores se encargaron de crear un juego que superó ampliamente las expectativas iniciales: es más completo, está finamente balanceado, incorpora modos tanto clásicos como innovadores, y se gana con creces el lugar que merece esta aparentemente última contienda entre los íconos de Nintendo.

Por un largo tiempo, Super Smash Bros. Ultimate será el territorio de batalla de los fanáticos de la saga, e incluso de aquellos que experimenten esta maravilla por primera vez. Más que un juego de pelea, es un verdadero homenaje a toda la historia de una empresa que ha entretenido -y lo sigue haciendo- a generaciones de videojugadores que disfrutan de las deliciosas sagas que perdurarán en la memoria de todos los tiempos.

He tenido la oportunidad de jugar a todas las iteraciones de la saga Super Smash Bros., y tengo el enorme agrado de decir que esta es la versión definitiva, esa que nos va a llenar horas de entretenimiento por los próximos meses, y hasta diría años. Es uno de esos juegos que resulta difícil dejar una vez que uno toma el joystick y comienza a disfrutarlo; nos arroja nuevo contenido a cada minuto y nos pide a gritos que no lo abandonemos. Y no lo vamos a abandonar. Nunca. Jamás.

¿LO JUEGO?

Definitivamente sí, ya seas un fiel seguidor o un nuevo contendiente.

Lo Bueno

  • Jugabilidad característica de la saga impecable, pulida y llevada a su máximo esplendor.
  • Enorme cantidad de contenido en personajes, escenarios, música, modos de juego y mucho más.
  • El modo World of Light ofrece desafíos innovadores a cada minuto.
  • Los Spirits son una interesante alternativa interactiva en lugar de los clásicos Trophies de iteraciones anteriores.

Lo Malo

  • El modo online funciona erráticamente.
9.5

Joya del gaming

Un gamer que juega múltiples géneros en múltiples plataformas, Hugo -alias Beto- comenzó desde pequeño a incursionar en los videojuegos a través de joyas como Super Mario Bros., Pac-Man y Carmen Sandiego. Sus géneros predilectos son los RPG, los juegos de estrategia (RTS y 4X) y los puzzle. En su ámbito laboral, como profesor universitario en ciencias de la salud, incorpora analogías, alegorías y estrategias de enseñanza inspiradas en su experiencia videojueguil cuando ve la oportunidad. Por supuesto también difunde la religión Checkpointera en sus círculos académicos.