Battlefleet: Gothic Armada – Primeras Impresiones

Desplegá tus fortalezas flotantes en las épicas batallas de Battlefleet: Gothic Armada.

Hacia fines de abril se viene un juego de estrategia táctica en tiempo real que quizá a algunos jugadores se les escape del radar, considerando el enorme abanico de lanzamientos sin fin que nos ofrece hoy en día la industria de los videojuegos (y que por momentos nos gustaría pausar, aunque sea para darnos cuenta de qué estamos comprando).

Battlefleet: Gothic Armada nos abre sus puertas sin escatimar en su rimbombante presentación: un conflicto intergaláctico de proporciones épicas, una banda sonora llena de vientos y voces corales, y un estilo artístico… bueno, claro, MUY gótico. Inspirado en el homónimo juego de mesa de finales del siglo pasado -basado a su vez en el universo Warhammer 40000-, este RTS reconstruye los masivos enfrentamientos entre las flotas de cuatro facciones durante la Guerra Gótica.

Verdaderas fortalezas flotantes.

Mientras tanto, en Ciudad Gótica…

Lo masivo no se expresa tanto en el número de naves que veremos intercambiando torpedos y rayos láser, sino más bien en la ostentosa arquitectura de cada una de ellas. Incluso las fragatas más modestas son verdaderas fortalezas flotantes, cuyos detalles resaltan gracias a la considerable potencia gráfica del juego.

La jugabilidad no parece arriesgarse a ofrecer grandes innovaciones comparada con el estándar del género, por lo menos en lo que podemos experimentar en la versión beta: el prólogo de la campaña, batallas randomizadas contra la AI y el modo multiplayer. El eje de atención pasa por lo táctico, en tiempo real: comandamos a cada una de nuestras naves con órdenes precisas, desde utilizar una rápida maniobra de giro hasta abordar enemigos que ingresan en rango. Incluso el entorno influye en las decisiones estratégicas, pues podemos, por ejemplo, esconder una flota en una nebulosa de polvo estelar.

Incluso las fragatas más modestas son verdaderas fortalezas flotantes en Battlefleet: Gothic Armada.

Battlefleet: Gothic Armada se jacta de incorporar elementos de rol a su premisa: a medida que ganamos experiencia y reputación, podemos desarrollar el armamento y la tripulación de nuestra armada. A tales efectos contamos con un conveniente centro de operaciones en Port Maw, al que accedemos desde el mapa galáctico antes de desplegar nuestras fuerzas en las misiones disponibles. Quizá podríamos asignar puntos en el poder de ataque de la nave insignia, y por otro lado ampliar el abanico de maniobras de su fragata escolta de confianza. Las opciones de customización son múltiples, y el desarrollo de las flotas trasciende las partidas del juego de tal forma que ofrece una experiencia versátil; esto a pesar de que sólo contamos con cuatro facciones, cada una de las cuales cuenta con sus respectivas fortalezas y debilidades.

Prepárense para el micromanagement.

Todavía queda por ver cómo se desarrolla el resto de la campaña -que, dicho sea de paso, podría contar con tutorial un poco más generoso-, así como el resto de los modos de juego. Por lo que podemos apreciar hasta ahora, Gothic Armada apunta a reconstruir la espectacularidad de aquellas batallas interestelares que alguna vez supieron tomar lugar en un juego de tableros, dados y miniaturas.Ya veremos si esto refleja la totalidad de los cañones que habrán de disparar, o si el arsenal guarda aún más sorpresas para el 21 de abril.

Me da la sensación que quienes más van a disfrutar Battlefleet: Gothic Armada son aquellos que ya conocían su contrapartida de mesa, así como los fanáticos del universo Warhammer. De todas maneras, probablemente sea también una experiencia disfrutable para todo aficionado a los juegos de estrategia que se focalizan en el micromanagement táctico.

Un gamer que juega múltiples géneros en múltiples plataformas, Hugo -alias Beto- comenzó desde pequeño a incursionar en los videojuegos a través de joyas como Super Mario Bros., Pac-Man y Carmen Sandiego. Sus géneros predilectos son los RPG, los juegos de estrategia (RTS y 4X) y los puzzle. En su ámbito laboral, como profesor universitario en ciencias de la salud, incorpora analogías, alegorías y estrategias de enseñanza inspiradas en su experiencia videojueguil cuando ve la oportunidad. Por supuesto también difunde la religión Checkpointera en sus círculos académicos.