Nota

Checkpoint dijo presente en el evento The Art of Videogames, realizado en el museo Patricia & Philip Frost Art Museum FIU Miami, FL.

¿Son los videojuegos un arte? Esta es una pregunta que sin dudas generó polémica en los debates de Checkpoint. Mientras que la fémina del programa está convencida de que sí –al punto de realizar una charla del tema-, nuestro maestro del sonido está en absoluto desacuerdo.

Seguro que cada uno tiene su opinión, pero esta sencilla pregunta llevó a una persona a realizar una investigación con su consiguiente presentación en una muestra de arte. The Art of Videogames (from Pac-Man to Mass Effect) es el resultado de esa respuesta. Una obra que recorrió varias ciudades de Estados Unidos hasta llegar a su destino final en Miami, Florida. Checkpoint estuvo ahí y te cuenta de qué se trató el evento y cuáles son las diferencias con una muestra promedio de Argentina.

Patricia & Philip Frost Art Museum FIU

Realmente no sabía con qué me iba a encontrar cuando me senté en la sala de conferencias del museo integrado en la facultad. Para mi agrado, Chris Melissinos no tardó mucho en venderme su presentación debido a su tono amistoso y sus chistes recurrentes; aspecto que se mantuvo a lo largo de la totalidad de la charla.

Lejos de presentar argumentos directos para justificar la relación entre el arte y los videojuegos, comenzó por dar ejemplos de cómo los mismos impactan en la sociedad día a día: desde que se inventó la primera consola hasta la actualidad. En su momento, Atari había preparado una publicidad donde se veía claramente cómo se apuntaba a un público familiar. Todos, desde los chicos hasta los abuelos, estaban interesados en sentarse en frente de una pantalla a ver cómo se destruían un par de pixeles entre sí.

Si bien esa visión de Atari no fue exactamente como se desenvolvió el rol de los juegos, eventualmente hubo un cambio de ese estilo con Wii y sus juegos de movimiento, tanto por la diversión para todo público como su utilidad en terapias de rehabilitación y geriátricos. Otro paralelismo usado fue en los torneos actuales de e-sports y de deportes tradicionales, ambos convocando a mucha gente y recaudando millones de dólares.

A continuación se prosiguió a ver algunos ejemplos de películas y libros que tomaban esta cultura como propia. Desde la primera Tron, donde era un tanto difícil explicar los conceptos informáticos que la componían; hasta Wreck It Ralph donde claramente se ve cómo el simple concepto de “los fichines” compone un aspecto más de la sociedad.

Luego fue donde la charla se puso realmente interesante. El centro del argumento pasó por la pregunta de si los juegos te hacían sentir algo. Para demostrarlo se mostraron juegos actuales cómo Life is Strange, Valiant Hearts y This War of Mine: The Little Ones. En ese momento comprendí que quien estaba dando la charla no era un fanático que vio su oportunidad en una muestra de arte, sino un apasionado de los juegos que encontró su manera de manifestarlo, exactamente igual que los miembros de Checkpoint.

Los juguetes y videojuegos del pasado.

Se prosiguió a dar un ejemplo de cómo esta forma de expresión evoluciona, al comparar los Uncharted con el Pitfall, diciendo que en su esencia son lo mismo (saltar lianas por un bosque lleno de amenazas), pero cambia el producto dependiendo de la tecnología de la época, manifestando el futuro brillante e incierto que presentan los videojuegos.

Para cerrar, Chris dijo que los juegos son el único medio en el cual cada persona tiene un recuerdo distinto de la misma experiencia, debido al factor de jugabilidad que existe en los mismos. La respuesta a la pregunta de la charla quedó abierta –aunque implícita-, dejándonos a nosotros decidir por nuestra cuenta.

Finalmente se prosiguió a un segmento de preguntas y respuestas. Las preocupaciones de los gamers estadounidenses giraban en torno a la censura, al racismo y a la preservación del patrimonio que nos dejan los juegos.

Una vez afuera proseguí a hablar en persona con Chris. De inmediato pude confirmar su pasión al debatir brevemente el impacto de Life is Strange. Luego proseguí a recorrer un poco el muse.

En él se podían encontrar prácticamente todas las consolas habidas y por haber, desplegadas en un salón. Cada una tenía paneles y videos de sus juegos más característicos. Además, se podían jugar algunos clásicos como el Pac-Man o el Super Mario Bros., en su consola original.

También había curiosidades como una proyección de un juego antiguo de naves hecha con láser, la posibilidad de probar el juego Flowers, una cartulina de un Game Boy gigante y un poco de artwork oficial del Metal Gear Solid, entregado a Chris por el mismísimo Kojima (lamentablemente no se podía fotografiar).

Actualmente estoy en Estados Unidos en un viaje de estudio y no me esperaba un evento como este –y menos en mi propia facultad. La verdad, ni bien vi los afiches no le tenía mucha expectativa, pero una vez ahí pasé un buen momento. La pasión con la que Chris dio la charla se notó en todo momento, y fue interesante escuchar las preocupaciones de los jugadores de otro país. De la misma manera, fue impactante ver la calidad de la infraestructura dedicada, con todas las consolas originales y videos cuidadosamente elegidos. Sin dudas una experiencia enriquecedora y un punto de vista más a la relación entre el arte y los videojuegos.

Checkpoint dejando su firma.

Facu ya no es el checkpointer más joven, pero si el mas alto. Histórico usuario de PlayStation y las portátiles de Nintendo, recientemente sumado a Xbox gracias a GamePass y el trabajo. Disfruta de una buena historia antes que todo, sin importar el medio o el formato (series, cine, libros...), aunque los videojuegos son los que más lo atrapan. Como la mayoría en Checkpoint juega desde que tiene conciencia y sabe que va a seguir jugando siempre. Facu trabaja en Microsoft.