Realmente es difícil homologar un criterio respecto del contenido descargable en general. Muchos piensan que es una forma de cobrarte un juego más caro, otros que el contenido base termina artificialmente recortado para venderlo más tarde y a otros les encanta el flujo constante de agregados.
De manera personal, pienso que es bienvenido siempre y cuando esté bien justificado, aunque volver a agarrar un juego al cual posiblemente le dedicamos decenas de horas y tener los controles e historia borrosos, es algo que -en muchas ocasiones- arruina un contenido bien intencionado.
Dragon Ball Xenoverse viene recibiendo mucho, pero mucho DLC desde hace ya tres años, y aunque este análisis parte del “Legendary Pack 1”, los aciertos y errores lo son para todo lo que se lanzó.
Siempre es bienvenido el maestro.
Siempre presente.
Este paquete de contenido trae a la mesa dos personajes adicionales: Pikkon, el marciano verde que lucha contra Goku en el torneo del otro mundo, y Toppo, el miembro de la patrulla galáctica, rival importante del Torneo de Poder en Dragon Ball Super. Estos personajes traen consigo historias nuevas y técnicas, ropas y demases estéticos que siempre suman, pero no son particularmente destacables.
En sí mismo, el contenido nuevo es igual que el resto del juego. Nuestro patrullero del tiempo tiene que ir a un evento de Dragon Ball que fue distorsionado por los villanos, e interferir para que vuelva a ser como todos conocemos.
Esta subtrama de viajes en el tiempo tiene su propio universo por oriente, por lo que vamos a ver apariciones que van dejar a fanáticos de todas las intensidades conformes.
Sin embargo, Dragon Ball tiene un factor que no todo juego tiene: el hecho de que es una franquicia que sigue sacando contenido nuevo.
La oferta del DLC no hubiera sido posible el día uno; aspecto que le da legitimidad a volver tanto tiempo después, aunque tener que rememorar los controles puede arruinar el envión que nos hubiera gustado tener.
Lo interesante es cómo el juego se va alimentando de ese contenido, reinventándolo de una forma original y tratándolo con el peso suficiente para que no sea simplemente incorporar un personaje sin motivación a usarlo. Tratar estos juegos como un servicio bajo estas premisas, suena a un acierto brutal.
Esta vez vamos al final del Torneo de Poder.
Si bien es de otro DLC, muestra lo actualizado que viene el juego.
Lo negativo es que este sistema “de servicio” estaría demandando la capacidad para acceder al contenido nuevo de manera ligeramente más independiente, y poder centralizar el save en un servidor de -en este caso- Bandai Namco y no en una consola.
En mi caso perdí el save al vender la PS4 por la PS5, y tuve que empezar el juego de cero. Si bien el contenido se habilita casi de inmediato, al no poder jugar con otro personaje que no sea tu héroe, me vi en la necesidad de entrenar de nuevo. Esto no es un error intrínseco del juego -es más, tiene una culpa compartida con el usuario-, pero para un margen de tres años, con una generación nueva en el medio, podría contemplarse una solución del estilo.
Lo último negativo: está hecho sobre una base de personajes customizables. Todas las incorporaciones se terminan pareciendo más de la cuenta; el estándar que fijaron como Naruto UNS o Dragon Ball FIghter Z, por más de que no sea exactamente del mismo género, exige mayor diferenciación.