Odin Sphere Leifthrasir Review

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Odin Sphere Leifthrasir (algo tan difícil tanto de escribir como de decir) es una gran remasterización de un aclamado juego clásico de PS2.

Vanillaware es una desarrolladora con un buen prestigio. Seguramente escuchaste hablar de Muramasa: The Demon Blade o Dragon’s Crown, dos juegos  bastante populares dentro del público al que apuntan. Sin embargo, el Odin Sphere original (2007) fue el título que sentó los bases para esas secuelas espirituales, y para muchos, la mejor entrega que ofreció la compañía.

Siempre que sale al mercado la remasterización de un juego, nuestros corazones gamer se llenan de sentimientos encontrados. Hay varios títulos que simplemente insertan un filtro gráfico para que se vea más lindo. Y hay otros que buscan mejorar la experiencia de juego, agregando contenido o adaptando mecánicas a los tiempos que corren.

Odin Sphere Leifthrasir es una remasterización que cae en esta segunda categoría, ofreciendo un juego contundentemente mejor a lo que ya era una gran aventura, con cambios que hacen el gameplay más dinámico.

Para los nostálgicos, este juego nos ofrece jugar al Odin Sphere original. Sin embargo, esta review y su puntaje estará basada en la versión remasterizada.

Hora de revivir esta historia de amor.

Esta remasterización cambia algunos ataques de los personajes, para hacer la experiencia general más fluida.

Cómo olvidar el mundo del castillo de Disney (?).

Lo primero que nos va a llamar la atención es que tanto los personajes como los fondos están cuidadosamente dibujados a mano. No se pasó por alto ningún detalle, ya que hay dibujos hasta para la respiración de los seres vivientes.

Si nos entretenemos con el arte, posiblemente pensemos que estamos ante un cuento fantástico. Veremos distintas razas y criaturas, armas míticas y reinos culturalmente diversos; todos elementos que crean una mitología de mucha riqueza, que no tiene nada que envidiarle a ninguna obra similar sea del medio que sea.

La realidad es que nos encontramos ante mucho más que eso, ya que todo recubre una historia impecable llena de alianzas, traiciones, política y amores (no) correspondidos. Si el gameplay no alcanza para mantenernos pegados al control, una historia tan bien contada como esta lo va a hacer.

La historia se cuenta a través de cinco personajes, cada uno con su arma especial y su estilo de lucha particular, que impactan directamente en la jugabilidad. Nos cruzaremos con cada uno de ellos, alternando la perspectiva y viviendo la historia desde un punto de vista distinto cada vez. La variedad es acertada y el crecimiento personal que muestran a lo largo del juego hará que –al final del día- no sepamos cuál es nuestro favorito.

La gran mayoría de nuestros movimientos los realizamos presionando “cuadrado” en las distintas direcciones, mientras que nos cubrimos si mantenemos apretado el botón. A diferencia de otros juegos, esto tiene un resultado muy intuitivo.

También podemos ir destrabando distintos ataques especiales que hacen las veces de skills. Dependiendo del ataque, se consumirá una de las dos barras de energía que tenemos. Mientras que la primera se regenera con el tiempo y sirve para golpes de mayor potencia, la segunda se regenera juntando energía que liberan los enemigos, y sus habilidades juegan un rol ligeramente más estratégico.

Los cinco personajes principales se cruzarán constantemente.

No olvidemos la importancia de Checkpoint... digo, los checkpoints.

Jugaremos mediante cinco personajes completamente distintos; Cada uno tiene sus movimientos que impactan directamente en la jugabilidad.

No importa que el mundo corra peligro, siempre hay que estar bien alimentado.

Los ítems y objetos coleccionables también son de vital importancia. Entre aquellos más simples podemos encontrar pociones que nos curan la vida o lanzan hechizos. Cuando subimos un escalón de complejidad encontraremos un sistema de semillas, las cuales al plantarlas, nos darán comida. Esta no sólo tiene propiedades regenerativas, sino que también nos da experiencia. El problema es que, para nutrir las semillas, serán necesarios fotones, la energía dejada atrás por los enemigos derrotados.

El dilema consiste en que esta energía también sirve para subir de nivel nuestras habilidades. Para no preocuparse demasiado, podremos tomarnos un descanso de la lucha para comer en restaurantes pagando con dinero o entregando los ingredientes necesarios. Por último, podemos mejorar permanentemente nuestro personaje con puntos que conseguimos al subir de nivel.

Una vez que dominemos nuestros movimientos y el sistema de inventario, cada combate nos dará una gran satisfacción. Los jefes importantes suelen ser exageradamente grandes e intimidantes. Veremos que presionar cuadrado a lo loco difícilmente es un medio para ganar, por lo que tendremos que recurrir a una estrategia efectiva.

En esta remasterización hay dos cambios claves. Por un lado, se anuló una mecánica por la cual nos cansábamos al atacar, transformándola en una segunda barra de energía para ataques especiales. Por el otro se cambiaron ligeramente algunos de los movimientos de los personajes, lo que ayuda a hacer el combate más dinámico.

Por último, hay que destacar los incontables detalles en la ambientación y la calidad del dibujo. Los que más se lucen son los gráficos, ya que su naturaleza artesanal crea la ilusión de que nos encontramos ante un juego contemporáneo. En la historia, por ejemplo, se recurre a un recurso teatral donde los personajes hacen pequeños monólogos hablando con la luz de fondo apagada cuando es necesario expresar sus sentimientos. Sin dudas, una obra hecha juego.

Porque no sólo los presidentes hablan con pajaritos.

Gráficos artesanales en toda su gloria.

Tuve la suerte de jugar al título original de PS2 en su momento. Es interesante decir que al empezar el juego no noté los cambios de jugabilidad, por los años que pasaron; sólo cuando jugué a la versión incluida en esta remasterización, reparé en las mejoras incurridas. En ese entonces no pude terminarlo dejándolo casi a la mitad, ya que la Play estaba vieja y cuando había muchos personajes en pantalla caían los frames abruptamente. En Leifthrasir esto no sucede en lo más mínimo.

Realmente es uno de los mejores –por no decir EL mejor- juego de su género.  Personalmente y con criterio, creo que es la mejor entrega de Vanillaware, y les está costando mucho superarse desde entonces. Es una experiencia que poca gente se debería perder.

Si jugaste al juego antes y no te voló la cabeza, no hace falta que vuelvas. Si te paso algo similar a mi caso y no lo terminaste, o no lo jugaste nunca, no sé qué estás esperando.

¿LO JUEGO?

Sí, posiblemente el mejor juego de su género. Una remasterización que supera al original.

Checkpoint opina…

beto_web

¡Parece ser una hermosa remasterización! Ahí va un juego más a mi incontable listado de pendientes.

fede_web

Una obra maestra de Vanillaware, y una gran remasterización. Cuenta con el mismo problema de todos los juegos de Vanilla, se termina sintiendo repetitivo sobre el final, pero no resta de lo épico y maravilloso que lograron con este juego.

Lo Bueno

  • Gráficos artesanales dan la ilusión de un juego contemporáneo.
  • La historia, compleja y llena de sorpresas.
  • Cinco personajes igual de queribles con diferentes estilos de lucha.
  • Gameplay pulido al extremo, con un sistema muy intuitivo.
  • Prácticamente no tiene caídas de framerate.

Lo Malo

  • El sistema de inventario puede llegar a ser incómodo.
  • Se repiten muchos escenarios.
9

Joya del gaming

Facu ya no es el checkpointer más joven, pero si el mas alto. Histórico usuario de PlayStation y las portátiles de Nintendo, recientemente sumado a Xbox gracias a GamePass y el trabajo. Disfruta de una buena historia antes que todo, sin importar el medio o el formato (series, cine, libros...), aunque los videojuegos son los que más lo atrapan. Como la mayoría en Checkpoint juega desde que tiene conciencia y sabe que va a seguir jugando siempre. Facu trabaja en Microsoft.