Splatoon Review

War has changed.
[Old Snake – Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots]

Snake nunca estuvo más en lo cierto. Nuevamente, Nintendo sabe cómo darle su toque je ne sais quoi a un género en el que incursiona por primera vez: el shooter online en tercera persona. Criticado por muchos, amado por miles más. ¿Querés saber por qué? Dale nomás.

He de sincerarme con ustedes y admitir que la primera vez que vi el Splatoon no me emocioné en lo más mínimo. Justamente, eso resultaba coherente con el hecho de que a mi, hasta el 29 de mayo de 2015, los shooters online en tercera persona me importaban menos que la final del Bailando.

Quienes escuchen nuestro programa de radio y sean asiduos lectores de las reviews que publicamos en el sitio, sabran de mi enorme amor hacia la gran N, y, en su momento, creí que ni ellos serían capaces de cambiar mi postura hacia este género que ha sido explotado tanto de buena como de mala manera, en contextos ya sea históricos, futuristas, o distópicos.

En algo no me equivoqué: la salida de este juego no hizo que ahora quisiera empezar a jugar Battlefield, Titanfall, etc.; pero es innegable que, no obstante ello, Splatoon logró cautivarme por completo.

Y así Nintendo presentó al mundo sus nuevas creaciones: los Inklings.

Un clásico paisaje en Splatoon: cada segundo cuenta.

La primera gran apuesta al shooter online por parte de Nintendo consta de una premisa sencilla: abarcar la mayor cantidad de territorio posible con pintura antes de que se terminen los tres minutos que dura el match, liquidando a cuanto contrincante se te cruce por delante en el interín. Esto se lleva a cabo en escenarios de mediano tamaño, donde se enfrentan dos equipos de cuatro integrantes. ¿Simple, no? Sí y no.

Splatoon supo tomar una consigna humilde como ésta y agregarle los suficientes condimentos para que el juego desborde de personalidad, resulte divertido por demás y se asegure de que quienes lo jugamos querramos seguir haciéndolo todos los días.

Así, he aquí la primera gran peculiaridad del juego: nuestros integrantes pueden convertirse en calamares, quienes tendrán la habilidad de nadar a través de la pintura de su propio color, cuestión que no sólo permite desplazarse a mayor velocidad sino que a la vez nos recarga la munición del arma que hayamos elegido. Brillante.

Splatoon supo tomar una consigna humilde y agregarle los suficientes condimentos para que el juego desborde de personalidad, y resulte divertido y adictivo por demás.

Al iniciar el juego por primera vez, se nos permite elegir tanto el sexo de nuestro personaje, como así también su color de piel y ojos…y nada más. ¿Qué pretendías, el Skyrim? Olvidate. La verdadera personalización viene con el transcurso del tiempo y con la acumulación de victorias. Ganar partidas nos brinda experiencia y dinero, y este último la posibilidad de comprar equipamiento; para los Inklings, la raza de nuestros personajes, la moda es tan o más importante que salir airosos en combate, por lo que el equipo a adquirir no sólo nos va a dar habilidades que serán útiles en el campo de batalla, sino que nos harán ver cool, como Dior y Ralph Lauren mandan.

A medida que vayamos subiendo de nivel se nos permitirá acceder a diferentes “paquetes” de armas: una principal, junto con con una secundaria y una especial preseteadas. Un nivel más alto no necesariamente implica un mayor poder de ataque, ya que puede ocurrir que las nuevas armas a las que accedamos posean iguales características, diferenciándose sólo en la secundaria, en la especial y en su diseño. Esto abre la puerta a un sinfín de posibles estrategias por parte del jugador, ya que el modo de encarar la partida dependerá mucho del armamento por el cual hayamos optado.

Hasta el momento, contamos con cuatro estilos bien definidos de armas primarias: los shooters, que son rifles a repetición de pequeño o gran calibre -de eso dependerá su poder de daño y rapidez de tiro-; los chargers, básicamente rifles de francotirador; los rollers: rodillos que ayudan a cubrir de pintura gran superficie en poco tiempo; y los inkbrushes, es decir, pinceles que funcionan en forma similar a los rodillos, pero cubren menos superficie y tienen mayor capacidad de ataque.

Como se ha mencionado, cada arma viene acompañada de una sub-arma,  de la que cada uso requiere una vasta cantidad de munición (tinta), y de una especial, que es representada por un medidor que se irá llenando a medida que cubramos superficie con nuestro color de tinta. El abanico de las primeras abarca desde clásicas granadas hasta rociadores de pintura o minas, mientras que las segundas consisten en un escudo protector o un ataque aéreo devastador, entre muchas otras.

Primero sushi que sencillo.

Hasta el momento, contamos con cuatro estilos bien definidos de armas primarias: los shooters, los chargers, los rollers, y los inkbrushes.

Ahora bien, todo esto se aplica principalmente en dos grandes modos de juego online. Por un lado, las batallas regulares, las cuales se desarrollan intentando cubrir la mayor cantidad de terreno con nuestro color de pintura, llamadas guerras territoriales o Turf Wars; aquí, más allá del honor propio, no importa si ganamos o perdemos, ya que indiferentemente a ello, ganaremos la experiencia y dinero a los que equivalga el puntaje obtenido en la partida, el cual es el resultado del terreno pintado más los calamares hechos paella.

Por otro lado, tenemos a su vez las batallas rankeadas, donde el objetivo del juego es intentar apropiarse de una porción de territorio y procurar que siga bajo el dominio del propio equipo durante cien segundos, o haberlo hecho suyo durante mayor cantidad de tiempo antes de que terminen los tres minutos de la partida: lo que suceda primero; este modo se denomina Splat Zones. Acá es donde no sólo nos enfrentaremos con los jugadores de mayor habilidad, sino también donde sentiremos que la diversión corre mano a mano con la competición, ya que además de obtener experiencia y dinero -sólo al ganar-, podremos subir y bajar de rango; es todo o nada.

Splat Zones: donde Splatoon se vuelve una verdadera carnicer...perdón, pescadería.

Desde el primer momento en que Nintendo nos dejó testear el Splatoon en sus Testfires, pudo notarse la inexistencia del lag y los mínimos problemas de conectividad. Por suerte, este milagro del gaming online pudo traducirse al juego completo, y jugar una partida tras otra tanto de Turf Wars como de Splat Zones se disfruta al mango, ya que el tiempo a esperar entre una y otra es mínimo y el lag…¿qué es el lag?

En la campaña aprenderemos la historia del Splatoon.

Cuando uno logra deshipnotizarse del encanto de las partidas online de Splatoon, puede optar por dos modos offline: la campaña single player (Octo Valley) y el Battle Dojo, donde podrá pintarle la cara a algún amigo que se encuentre codo a codo, jugando uno en el televisor y otro en el gamepad.

Si bien el segundo de los modos resulta un poco llano, el primero, al contrario de lo que uno a priori pensaría, resulta muy bien logrado y hasta tan divertido como una partida online.

En éste se nos introducirá a la eterna lucha entre los Inklings y los Octolings, razas que otrora fueran aliadas y hoy en día se encuentran enfrentadas tras la gran inundación que hizo sucumbir a la humanidad y los vio necesitados de tomar cuanto territorio les fuera posible.

¿Qué? ¿Splatoon tiene historia? Sí, y no es ni más ni menos que una que nos sitúa en un mundo post-apocalíptico, donde los calamares y los pulpos se vieron obligados a evolucionar tras una enorme catástrofe climática. Tomá mate.

Jugar una partida tras otra, tanto de Turf Wars como de Splat Zones se disfruta al mango, ya que el tiempo a esperar entre una y otra es mínimo y el lag…¿qué es el lag?

La campaña offline se divide en cuatro mundos y se juega como un clásico platformer de Nintendo, donde, lógicamente, podremos disparar y tendremos como objetivo rescatar al Great Zapfish y sus crías -seres al estilo anguilas-, quienes están siendo usados como fuente de energía por los Octarians.

Es imposible que este modo no cause cierta reminiscencia al Super Mario Sunshine, no sólo por las cuestiones obvias de la pintura en sí y el hecho de portar un arma que dispare, sino también por los grandes escenarios que se nos presentan, todos ellos con un mínimo tinte surrealista. En ellos, más allá de liquidar pulpos y rescatar al Zapfish de turno, podremos recoger esferas que nos permitirán mejorar nuestro equipo -aplicable sólo a este modo-, y a su vez, con un poco de exploración de por medio, conseguir hacerse con los Sunken Scrolls, unos papiros que, además de contarnos la historia del juego, nos habilitarán el acceso a armas con ciertas peculiaridades en el modo online.

El modo single player grita ‘Nintendo’ por todos lados.

El modo single player no tiene desperdicio alguno: no sólo es divertidísimo, sino que sirve como una extensión del tutorial, cuestión que ayudará a muchos a refinar sus habilidades para el momento de la verdad. Párrafo aparte merecen las peleas de los bosses, que sin ser demasiado difíciles, representan cierto grado de reto; en especial la última que, además de ser complicada, al ser todo un nivel, goza de un diseño digno de premiar.

A la vez, durante el transcurso de la campaña, podremos escuchar más de las increíbles composiciones que conforman, junto a las que suenan en los demás modos, el soundtrack de este juego. No recuerdo cuándo fue que escuché temas TAN pegadizos como los que nos regala Splatoon; un aditamento que, sin ser necesario, Nintendo se dió el lujo de agregar para que el juego no sea sólo un espectáculo para los ojos. Porque es así, gente: el apartado gráfico de Splatoon es simplemente HER-MO-SO.

El modo single player no tiene desperdicio alguno: no sólo es divertidísimo, sino que sirve como una extensión del tutorial, cuestión que ayudará a muchos a refinar sus habilidades para el momento de la verdad.

Inkópolis: todo para su calamar.

Todos estos modos y las tiendas donde comprar tanto las armas como las diferentes prendas que conforman nuestro equipo -pies, torso, y cabeza- convergen en el hub world llamado Inkópolis.

Al iniciar el juego, después del obligado flash noticioso donde se nos pone en conocimiento de las novedades del juego y los escenarios de turno habilitados para los modos online, se nos lleva directamente a este lugar, en el cual, ya sea caminando o a través del mapa del gamepad, accederemos a donde nos plazca.

Además de los ya citados lugares/modos, tenemos un rincón para habilitar las funciones compatibles con amiibo -misiones extras single player dependientes de cuál tengamos-, la pizarra para modificar nuestro estado. También, escondido en un callejón, podremos encontrar a Spyke, un erizo de mar indigente que, pedido mediante, nos conseguirá los atuendos que hemos visto en otros Inklings y no se consiguen en ese momento, no pudiendo garantizarnos que gocen de las mismas habilidades que el original, y costándonos una ventosa del tentáculo.

No obstante todo lo que les conté en el transcurso de esta review, Splatoon puede ser criticado -y lo ha sido- en relación a su salida al mercado con un mínimo de contenido, y con la carencia de la posibilidad de armar partidas entre grupos de amigos -hoy en día se juega sí o sí con gente al azar o podemos unirnos a la partida de un amigo que esté jugando- y de voice chat, recurso que, según los veteranos del género, resulta vital para el buen desempeño en una partida.

Esto último, en el caso particular del Splatoon, no resulta ser cierto, ya que quienes lo jueguen podrán atestiguar que dicho elemento no sólo no se extraña, sino que es totalmente prescindible, ya que, con un par de partidas encima, cada uno sabe qué hacer y cómo según las armas que porte y el modo de juego que se esté desarrollando.

Por suerte, más allá de ir agregando contenido de a poco durante los próximos meses, Nintendo ha asegurado que en agosto saldrá el primer gran update del juego, el cual, entre otras cosas, traerá consigo el aclamado modo online entre amigos.

En definitiva, no sin poder objetivamente criticarle darse el lujo de ver la luz con el mínimo contenido aceptable, es incuestionable que todo lo que conforma Splatoon goza de un pulido que sólo Nintendo sabe dar hoy en día, con una jugabilidad extremadamente fluida y divertida, y unos gráficos y música de los que va a costar no enamorarse. Splatoon llegó para quedarse.

No en vano Splatoon es considerado a los shooters online lo que el Super Smash Bros. es a los juegos de pelea: pertenece a un género, sí, pero resulta único en sí mismo, y ante todos los sentidos resalta el hecho de que se encuentra imbuido de esa magia que Nintendo sabe darle a sus productos; esa magia que nos logra transportar una y otra vez a esa gloriosa época del gaming donde lo más importante a la hora de jugar era la diversión.

¿LO JUEGO?

Si tenés Wii U, es una compra obligada. Si buscabas una razón para comprarla, acá tenés una más, y de las fuertes.

Y Checkpoint Radio que opina?

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Por culpa de Guille hoy tengo una Wii U. También por culpa de él es que voy a reventar la tarjeta y comprar este juego ya mismo, así si me llego a encontrar en una partida online con mi amigo, le pinto la cara.

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¡Me encanta esta apuesta de Nintendo! Es lo que le venía pidiendo personalmente hace unos años, generar IPs con esa calidad y diseño que sólo ellos tienen. Creo que lo único que me tira para atrás es la falta de split screen para jugar de a 4 localmente y la ausencia de voice chat en partidas rankeadas. Un win.

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No tuve la oportunidad de jugarlo todavía (¿Saben por qué no la tuve? ¡Porque Guille lo está jugando todo el tiempo!), pero la verdad es que por lo que vi -y vi mucho, créanme-, me parece que es un juego realmente genial. Dotado de esa originalidad característica de Nintendo, tan hermosa y peculiar, Splatoon es un juego muy divertido y adictivo que creo que vale la pena comprar. Es cierto que necesita algunas “reformas”, como poder jugar en equipo de a dos contra otras personas online, por ejemplo; pero de todos modos vale la pena tenerlo. Por último, no quiero cerrar este comentario sin dejar de decir algo sobre la música que, para mí, presenta las mismas características del juego: Linda, creativa y adictiva. Cierra por todos lados.

Lo Bueno

  • ¡Diversión, diversión, y más diversión!
  • Campaña single player de las buenas.
  • Gameplay refinado, preciso y divertido.

Lo Malo

  • Limitada cantidad de modos.
  • La estética puede ahuyentar a algunos.
  • ¡Quiero jugar con amigos!
8.5

¡A no dejarlo pasar!

Con el Derecho como vocación, y los videojuegos como pasión, Guille, “el Gurú”, es un gamer integral, con un amor incondicional a Nintendo, pero que se desvive por jugar cuanta cosa sale al mercado...y hasta a veces lo que ni llega a salir. Los géneros que lo pueden son los RPGs -tanto orientales como occidentales-, peleas y aventuras gráficas; con una fuerte tendencia a desenterrar juegos viejos y olvidados -de ahí su apodo-.