The Witcher 3: Wild Hunt Review

Triturando y contundiendo los componentes para la tercera poción del éxito, The Witcher 3 nos sumerge en una enorme aventura épica.

Esta tercera iteración tenía una alta vara que superar. Es que la saga The Witcher había demostrado una pendiente positiva en calidad y alcance. Assassins of Kings (2011, CD Projekt RED) había ampliado y mejorado prácticamente todos los aspectos que destacaron en su momento al primer juego del emblemático cazador de monstruos (2007, CD Projekt RED): la narrativa, la toma de decisiones, el combate, la formulación de pociones y ungüentos, la música. Es un gusto poder decir que The Witcher 3: Wild Hunt continúa esta tradición expansiva y nos ofrece una aventura épica en los vastos -muy vastos- reinos del norte del Continente.

Luego de verse inmiscuido en los tumultuosos y sangrientos eventos políticos del juego anterior, Geralt de Rivia -nuestro protagonista- retoma su búsqueda de la elusiva hechicera Yennefer, tras haber recobrado la memoria de su pasado. Pero este mundo fantasioso presenta ahora una complejidad sin precedentes: el Imperio de Nilfgaard ha desatado sus campañas expansivas, los caballeros de la Wild Hunt auguran destrucción a su paso y la Logia de Hechiceras es perseguida por rencorosos cazadores de brujas. Linda forma de arrancar, ¿no?

La tercera es la vencida: al fin encontramos a la bella hechicera Yennefer.

Geralt no puede quejarse. Buena parte de estos eventos ha sido provocada por sus propias decisiones en las aventuras pasadas. De hecho, al terminar el extenso y rico prólogo de Wild Hunt, se nos permite reconstruir las decisiones de juegos anteriores a través de un astuto interrogatorio integrado. De más está decir que esto afecta futuros diálogos, disponibilidad de ciertas quests, aparición de viejos personajes, entre otros detalles.

Para quienes no entienden nada de lo que estamos hablando y recién están comenzando a incursionar en estos pagos, valga la siguiente síntesis de lo que trata esta saga de RPGs basada en las novelas de fantasía polaca de Andrzej Sapkowski (The Witcher Series). Geralt de Rivia pertenece a un grupo de cazadores de monstruos llamados witchers, guerreros humanos que han sido estrictamente entrenados y tratados con mutágenos, adquiriendo un conjunto de superpoderes que les son de gran utilidad para su labor: fuerza, resistencia, velocidad y reflejos dramáticamente aumentados; regeneración vital acelerada; alta longevidad; inmunidad frente a las enfermedades. Estas bondades les permiten cumplir con los contratos ofrecidos por habitantes en problemas, que usualmente consisten en liquidar alguna criatura peligrosa a cambio de una remuneración monetaria. Una vida freelance bastante atractiva, si no fuera porque la esterilidad -efecto adverso de los mutágenos- y una relativa reducción de la oferta de trabajo han transformado a los witchers en una clase rara de hallar y algo excluida de la sociedad, por el misticismo que genera su mera existencia. Y como si esto fuera poco, a lo largo de la saga de juegos Geralt no tiene mejor idea que envolverse en los enfrentamientos y conspiraciones políticas de reyes, emperadores y hechiceras.

The Witcher 3: Wild Hunt nos ofrece una aventura épica en los vastos -muy vastos- reinos del norte del Continente.

Prepárense para incontables horas de aventura y exploración.

En este contexto, The Witcher 3: Wild Hunt nos invita a aventurarnos en inmensos territorios para continuar con los dos principales sentidos que tiene la vida de nuestro protagonista: aceptar los contratos de los pobladores doblemente castigados por la guerra y los monstruos, y retomar la búsqueda de su antiguo amor para recuperar su pasado. El prólogo pronto nos demuestra que la tercera es la vencida: al fin nos reencontramos con la hermosa y astuta Yennefer de Vengerberg. Sin embargo, ella misma nos guía sin demora hacia la próxima gran misión: la búsqueda de Cirilla, hija biológica del emperador de Nilfgaard y a su vez hija adoptiva de Yennefer y Geralt, perseguida por la espectral Wild Hunt que deja muerte y destrucción a su paso. Evidentemente no hay descanso para el witcher; ni tiempo tuvo de revolcarse con la hechicera, que ya tiene que ir al rescate de la princesa de Cintra. Así no se puede.

Y es en este escenario, siguiendo las pistas y reconstruyendo los pasos de Ciri, que el juego nos maravilla con asombrosos paisajes a lo largo y ancho de los fantasiosos reinos norteños. Los gráficos, con excelente iluminación y animación, cumplen en forma sobresaliente y fluida la labor de sumergirnos en el mundo abierto del juego. A esto se suma la ya clásica música de la saga, imbuida de escalas armónicas de Medio Oriente, que colabora con una ambientación épica.

El hecho de que el mapa sea continuo casi en su totalidad, minimizando transiciones, ayuda a la sensación de interminable exploración y aventura. La pantanosa tierra de Velen, azotada por la guerra, muestra desolación y hambruna a diestra y siniestra; la activa ciudad de Novigrad está llena de vida, movimiento y oportunidades; el archipiélago de Skellige guarda mitológicas culturas y misteriosos clanes. ¡Imagínense la cantidad de quests y sidequests que podemos encontrar en estas tierras! “¿Se podrá llegar hasta aquellas montañas del horizonte?” A esta típica pregunta de un jugador de RPGs, The Witcher 3 nos responde casi siempre con un rotundo “sí”, y debe ser por esta razón que desde el comienzo de la aventura nos acompaña un caballo -Roach- para acortar distancias. En esta iteración también podemos navegar en bote hacia rincones inexplorados en alta mar, y hasta sumergirnos para rescatar tesoros perdidos en naufragios. A la vuelta de cada esquina podemos encontrar una nueva aventura, incluso mientras estamos resolviendo otra. En una oportunidad, me encontré saliendo del hogar de la hechicera Keira Metz para cumplir con uno de sus pedidos, y me frenó un vendedor de hierbas para solicitar ayuda en un misterioso ritual. No nos podemos quejar: los desarrolladores cumplieron su promesa de ofrecer cientos de horas de juego.

Buena parte de estas horas, por supuesto, la dedicaremos al combate; para eso controlamos a un cazador de monstruos, ¿no? Como buen witcher, Geralt recorre el mundo armado con dos espadas (sí, DOS): una de plata para enfrentar a las criaturas monstruosas y otra de acero para combatir a aquellos humanos desubicados -típicamente bandidos y soldados de facciones enemigas-. En ambos casos, utilizando la espada que sea pertinente, nuestro canoso aventurero combina ataques rápidos con ataques fuertes para desplegar su mutagénica destreza. Por supuesto que su agilidad nos permite asimismo esquivar y contraatacar las agresiones de oponentes atrevidos.

Veamos con qué nos espera nuestra amiga-hechicera-con-derecho-a-roce Keira Metz, una vez que naveguemos hacia aquella torre del fondo…

Como es costumbre en la saga, Geralt no depende sólo de sus espadas para enfrentar adversidades; un witcher tiene unos cuantos artilugios secundarios -bueno, no tan secundarios- para maximizar sus probabilidades de triunfo. Estos cazadores han sido también entrenados para manipular cinco insignias que permiten invocar inmediatamente algunos poderes mágicos; por ejemplo, Igni desata un cono de fuego y Quen nos protege temporalmente con un escudo encantado. Cabe señalar que, aunque sirven para salir del paso, estas insignias representan una forma rústica y menor de magia; en este mundo los encantamientos más poderosos son potestad de las influyentes hechiceras.

¡Pero a no desesperarse! Bajo la manga de los witchers se encuentra también la habilidad de formular pociones, ungüentos y bombas -todo muy casero y sabroso-, a partir de los numerosos ingredientes químicos y botánicos que podemos recolectar por allí (cuya sorprendente variedad, dicho sea de paso, es aún mayor que en Assassins of Kings). Con las recetas y componentes necesarios, estos productos farmacotécnicos aumentan nuestra efectividad frente a diversos tipos de enemigos, aunque no podemos emplearlos indiscriminadamente; al consumir pociones, por ejemplo, incrementa la toxicidad que no puede superar cierto límite. Ah, y en esta oportunidad también estamos equipados con una ballesta por si algún grifo o basilisco osa salir volando.

A diferencia de otros juegos del género, en The Witcher 3: Wild Hunt no podemos subestimar la utilidad de todos estos chiches: más vale que prestemos atención a las fortalezas y debilidades que aprendemos del bestiario, si pretendemos salir victoriosos de nuestros enfrentamientos y cobrar la recompensa que hayamos negociado con los contratistas. Sí, en esta iteración podemos pelear el precio de nuestros servicios; Geralt ya es suficientemente experimentado y solicitado como para andar haciendo favores por poca cosa.

Bajo la manga de los witchers se encuentra la habilidad de formular pociones, ungüentos y bombas -todo muy casero y sabroso- para maximizar las probabilidades de triunfo.

Las pociones y las insignias son sólo algunos de los chiches que nos ayudan en combate.

Como en todo buen RPG, nuestro protagonista va progresando y ampliando sus destrezas al ganar experiencia. El proceso no ha cambiado mucho a lo largo de la saga: obtenemos puntos de habilidad al subir de nivel o meditar en ciertos altares, los asignamos dentro de alguna categoría de nuestro agrado -ataque y defensa, insignias, alquimia-, y optimizamos esta distribución sumando algunos mutágenos que obtenemos de criaturas derrotadas. Nada demasiado sofisticado, pero esta serie no requiere innovaciones arriesgadas; funciona y con eso es suficiente. Por otro lado, a diferencia de otros juegos del género, la mayoría de la experiencia la adquirimos por completar las quests y no tanto por derrotar enemigos.

Hablando de progresión, las decisiones a lo largo de nuestra aventura pueden afectar ciertas relaciones y sucesos en los reinos del norte. ¿Confiamos en los consejos del fantasma de una desgraciada mujer para romper la maldición que pesa sobre la isla Fyke, o nos dejamos llevar por nuestro instinto y nos deshacemos de esta posible farsante? ¿Cómo encaramos el diálogo con el Barón Sanguinario, un alcohólico golpeador que ahora se preocupa por la desaparición de su familia? Estos son apenas un par de ejemplos -a los efectos de no arruinar la experiencia de ningún lector- pero algunas de las encrucijadas pueden desencadenar consecuencias de trascendencia, y las elecciones en esta saga siempre tienen un color moral grisáceo, dada la imposibilidad de separar a los personajes en “buenos” y “malos”. A esto se suma, por supuesto, la opción de entablar relaciones amorosas con las múltiples mujeres seducidas por el infértil pero jamás inactivo Geralt de Rivia. ¿Qué dirá la pelirroja Triss Merigold en Novigrad cuando se entere de que ya encontramos a Yennefer de Vengerberg? ¿Y qué dirá Yennefer cuando sepa que hace dos juegos que nos encamamos con la señorita Merigold? Como si todo esto fuera poco, en algunos diálogos hay un límite de tiempo para decidir un curso de acción, al igual que en la iteración anterior. Los fanáticos recordarán la tensión en el primer capítulo de Assassins of Kings: ¿le alcanzamos o no la espada a Iorveth?

El juego funciona técnicamente muy bien en términos generales, aunque dista de ser perfecto. Los extensos tiempos de carga (alrededor de un minuto) son camuflados -sin demasiado éxito- detrás de una síntesis del estado de situación de nuestra aventura. El control sobre los movimientos de Geralt se siente por momentos torpe, al percibirse un retraso en los cambios de dirección y velocidad. El manejo del inventario es precario y poco pragmático, lo cual sorprende considerando la enorme cantidad de ítems que necesitamos manipular.

Aunque pocos e infrecuentes, ciertos bugs pueden ser irreversibles: algunos jugadores han reportado que, tras utilizar la ballesta o atacar desde el caballo, el juego queda bloqueado dentro de un slow motion eterno. En lo personal, en una ocasión el witcher quedó imposibilitado de realizar cualquier acción (excepto moverse) tras derrotar a un enemigo hacia el final de una de las misiones principales en Velen. En estas situaciones la única solución fue cargar una partida previamente guardada.

Esta ilustración es una magnífica forma de refrescar la historia, pero a su vez intenta camuflar un largo tiempo de espera.

En algunos diálogos hay un límite de tiempo para decidir un curso de acción, al igual que en la iteración anterior, Assassins of Kings.

Como ya nos acostumbramos -lamentablemente- en estos últimos tiempos videojueguiles, nos toparemos casi con seguridad con personajes flotantes, algunas texturas ausentes y apariciones repentinas de elementos que no deberían aparecer. De esto se trataba la revolución en el Assassin’s Creed Unity y la inquisición libertadora del Dragon Age Inquisition, ¿no es así? Gente volando, desapariciones inexplicables y aceleraciones témporo-espaciales. Ah, ¿no? Entonces debo estar entendiendo mal las intenciones de los ambiciosos juegos de nuestra era. A favor de Wild Hunt, sin embargo, vale mencionar que estos sobresaltos e inconsistencias no son frecuentes ni arruinan la experiencia, y los desarrolladores demuestran buena predisposición para resolver varios de los problemas a través de parches. Por ejemplo, el próximo incorporará una modalidad alternativa para el movimiento de Geralt, amortiguando -esperemos- el torpe control antes mencionado, resolverá el bug del slow motion y brindará nuevas opciones para organizar el inventario, entre otras mejoras.

Finalmente debemos mencionar que, por primera vez en la saga, tenemos la oportunidad de controlar a un personaje distinto de Geralt: se trata de la mencionada hija adoptiva Ciri, con quien podemos reconstruir sus propios pasos mientras recibimos pistas en nuestras averiguaciones. Dado que la princesa de Cintra fue entrenada de pequeña en ciertas artes de combate y magia en Kaer Morhen -una fortaleza que alberga a un puñado de witchers-, la jugabilidad con este personaje se siente similar a lo que estamos acostumbrados, aunque simplificada. Estas digresiones son entretenidas e interesantes en sí mismas, aunque no aportan nada imprescindible en el contexto de la enorme aventura épica que experimentamos con el ya conocido witcher de Rivia.

Sí, Geralt, a los desarrolladores de hoy en día les está costando un poco poner los pies sobre la tierra.

Por primera vez en la saga, tenemos la oportunidad de controlar a un personaje distinto de Geralt: se trata de su hija adoptiva Ciri.

En conclusión, The Witcher 3: Wild Hunt cumple con honor la difícil responsabilidad de ocupar el lugar de la tercera entrega en la saga. Con una propuesta tan ambiciosa y expansiva, es sorprendente cómo los desarrolladores han logrado crear un mundo épico que nos mantiene atrapados en todo momento. Siempre hay algo más por hacer, un lugar más por explorar, una criatura más por derrotar. En un escenario de innumerables aventuras e incontables horas de juego para nuestro querido Geralt de Rivia, es emocionante volver a aceptar peligrosos contratos, enfrentar míticas criaturas, formular extrañas pociones e inmiscuirse en las conspiraciones políticas de reyes, emperadores y hechiceras.

En un par de ocasiones podremos controlar a la elusiva Ciri.

Como aficionado de la saga The Witcher, estuve disfrutando mucho esta tercera entrega. Tras la segunda iteración, había quedado personalmente muy expectante y ansioso de inmiscuirme en el tumultuoso escenario de Wild Hunt, y puedo decir que no me decepcionó. Me impactó positivamente el enorme mundo abierto, lleno de épicas aventuras para el admirable Geralt de Rivia.

¿LO JUEGO?

Sí, no te pierdas la oportunidad de explorar este juego épico de la exitosa saga The Witcher, lleno de atrapantes aventuras e incontables horas de juego.

Y Checkpoint Radio que opina?

guru_web

Leer esta review fue casi como estar recorriendo este hermoso juego. Siempre siento mucha pena al pensar que cuando salió el primero, mi pobre PC no se lo bancaba, y eso hizo que me atrase con una saga que estoy seguro me va a enamorar. Esperame, Geralt, ya voy…

seba_web

Lo tengo en la repisa pidiéndome que lo arranque y no lo suelte. No desesperéis, lo haré. No tengo ganas de empezar a jugar nada por encima de esta joyita.

vani_web

A mí me pasa como a Diegote: si bien parece interesante, jamás podría ponerme a jugar a la tercera entrega sin haber jugado a las anteriores, y para eso necesito tiempo. Además, tengo que superar el hecho de que se trate de un RPG y ver si me gusta jaja; pero ahora ya estoy más abierta a experimentar con el género, así que… Quizás….

diegote_web

Suelo ser un jugador de “sagas”, si agarro una saga avanzada, trato de jugar primero sus previas iteraciones. Esto es muy difícil de lograr a veces, dado que a lo largo de los años me he perdido muchas, especialmente en los géneros RPG y FPS. Si estás igual que yo, Witcher 3 es un juego espectacular, que puede agarrar cualquier persona no seguidora de la saga y disfrutarlo muchísimo, lo digo porque no paro de jugarlo. Sin embargo, considero fundamental leer un resumen de la historia de los juegos previos.

dieguito_web

Tengo que admitir que soy uno de los pecadores que no jugó las dos iteraciones anteriores de la saga, principalmente por no tener una buena PC para correrlos. Sé que me debo estar perdiendo de muchos guiños y momentos, similares a lo que le puede pasar a alguien que no leyá a Batman y juega la maravilla de Arkham Knight. Con Dragon Age Inquisition la pasé increíble, pero agradezco haberlo jugado antes que el Witcher 3, porque este último lo supera en todo aspecto. Es un juegazo que cualquier amante de los RPG o de los videojuegos en general tiene que experimentar. En un mundo donde los juegos duran 8 horas y son un pasillo, un juego de estas dimensiones y con tanto compromiso de los desarrolladores, es algo para tener muy en cuenta.

Lo Bueno

  • Excelente narrativa y ambientación audiovisual.
  • Horas y horas de juego llenas de atrapantes aventuras, principales y secundarias.
  • Mundo abierto con territorios enormes por explorar y rincones recónditos por descubrir.
  • Combate que se complementa con múltiples elementos: pociones, ungüentos, ballesta y más.
  • Decisiones significativas que alteran el equilibrio socio-político del Continente.

Lo Malo

  • Respuesta al movimiento algo torpe e inventario poco pragmático.
  • Algunos bugs infrecuentes que pueden impedir la jugabilidad.
9

Joya del gaming

Un gamer que juega múltiples géneros en múltiples plataformas, Hugo -alias Beto- comenzó desde pequeño a incursionar en los videojuegos a través de joyas como Super Mario Bros., Pac-Man y Carmen Sandiego. Sus géneros predilectos son los RPG, los juegos de estrategia (RTS y 4X) y los puzzle. En su ámbito laboral, como profesor universitario en ciencias de la salud, incorpora analogías, alegorías y estrategias de enseñanza inspiradas en su experiencia videojueguil cuando ve la oportunidad. Por supuesto también difunde la religión Checkpointera en sus círculos académicos.