Dontnod sigue explorando su género predilecto con una aventura detectivesca que trata enfermedades mentales. Enterate de cómo le fue en nuestra review.
A mediados de 2018 Dontnod, desarrolladora de Life Is Strange, anunció el desarrollo de Twin Mirror, un juego del mismo estilo, pero que prometía un clima más serio y una estética más realista.
En los dos años que pasaron, la empresa experimentó mucho con su género predilecto, al punto que podemos afirmar que le tomaron el gusto a contar una historia con elementos jugables que exploren distintas temáticas como el abandono, abuso, perspectivas de LGBTQ+ y, en este caso, problemas psicológicos.
Sin embargo, se empiezan a ver problemas en el abuso de este sub-género, posiblemente por los menores tiempos de desarrollo o un intento inefectivo de innovar.
Cada uno piensa las cosas como puede.
Los simpáticos habitantes de una ciudad minera.
Comenzando por la historia, nos toca ponernos en la piel de Sam, un periodista que vuelve a su ciudad natal tras la muerte de su mejor amigo en un accidente de tránsito.
Ante la advertencia de la hija del reciente difunto de que algo raro había ocurrido con la forma en que murió, el hilo conductor del juego es el policial sobre el misterio de la muerte. Para resolverlo, nos vamos a reconectar con viejos conocidos de Sam, entre los que destacan la hija ya mencionada y la ex-novia, que le rechazó casamiento a Sam ocasionando su partida de la ciudad.
Por otro lado y en paralelo, vamos a hablar con otra representación nuestra, al parecer un poco más sensata, que abre la trama de cómo nos enfrentamos a escucharnos a nosotros mismos constantemente y cómo lidiamos con eso.
Podríamos decir que la parte policial de la historia sirve para mover la relación con los personajes y para tener todos los “episodios” con nuestra mente y su posterior resolución. Lo malo es que las seis horas que dura el juego no son suficientes para desarrollar un caso muy profundo, y la parte psicológica se siente aprisionada entre toda la novela policial.
Lo penoso es que se podría haber elegido otra historia macro, que permitiera un mejor desarrollo de los personajes principales e hiciera brillar más la parte jugosa del juego: cómo Sam se enfrenta y logra llegar a un acuerdo con su psiquis.
Toda la parte jugable también sufre de un problema similar. Básicamente nos vamos a enfrentar a varias situaciones donde tenemos que deducir o planear, las cuales se resuelven eligiendo variables en el “palacio mental”, que vendría a ser la mente de Sam analizando la realidad.
Todas estas secuencias son muy frescas a la vista y están muy bien representadas, variando ligeramente la mecánica haciendo que nunca se sientan iguales. Lamentablemente, es imposible fallar, ya que vamos a tener que hacer prueba y error hasta tener la solución. En ningún momento es posible fracasar, ni -en las que sirven para planear a futuro- abrir la historia a distintas posibilidades.
Este mismo patrón se ve en la toma de decisiones, la cual es prácticamente inexistente; podemos decidir sobre un puñado de puntos que afectan el final, pero son los menos y la “ilusión de elección” está totalmente borrada del juego.
Clásicos paisajes de Dontnod.
Pac-Man, presente en todo momento y con sorpresas.
Es difícil catalogar a Twin Mirror, ya que por el género elegido no se puede señalar como un mal juego. Dontnod está experimentando con el formato, y se siente que esta vez fue la que más se mezclaron las ideas, y apena que sigue pareciendo que el primer Life Is Strange fue lo mejor que pudieron hacer.
Aplaudo el hecho de que estos desarrolladores se animen a contar sus historias, centradas en tópicos poco comunes, que realmente se beneficia de ser un juego sobre el cual el jugador “decide” y experimenta el desarrollo correspondiente. Sin embargo, falta mejorar y pulir la forma a través de la cual esto se desenvuelve, mejorando la toma de decisiones y midiendo la historia en función de la longitud del juego.