Utawarerumono Mask of Deception nos invita a disfrutar una novela visual mientras avanzamos por sus capítulos superando combates de RPG táctico.
Si bien nos extraña -ya que un nombre tan particular nos tendría que sonar-, Utawarerumono no es una saga primeriza, sino una nueva entrega de una serie que se ramifica por varios medios. Mask of Deception es una nueva entrega videojueguil luego de varios años sin novedades y, por suerte para el público occidental, no es necesario conocer nada de la franquicia para adentrarnos en la aventura.
Utawarerumono tiene dos pilares fundamentales, que hacen la experiencia un tanto original.
El primero es que el foco del juego no está puesto en el desarrollo de la parte jugable, sino en la narrativa de la historia. Vulgarmente se podría clasificar como una novela visual que tiene separadores en forma de RPG Táctico.
Empezamos el juego con un protagonista amnésico que no recuerda ni quién es, ni cómo llegó a un lugar donde casi es devorado por un monstruo. Para su suerte, una especie de Ninja lo salva y aloja. A partir de ahí nos encontraremos ante una historia profunda con buen desarrollo de relaciones entre personajes, que tiene un ritmo un tanto lento con una estética muy japonesa y clichés innecesarios.
La segunda base es el combate de RPG táctico. Si bien no es el punto central del juego, está a un nivel más que aceptable.
Para los que no estén familiarizados con este género poco frecuente, se trata de escenarios con un tablero virtual donde cada personaje ocupa un casillero y las acciones/movimientos se dividen por turnos.
Utawarerumono no reinventa la fórmula; de hecho se mantiene bastante fiel a no crear demasiadas reglas. Si nos acercamos a un enemigo, lo podemos atacar con diversas opciones representadas por cartas. Como sucede con la historia, la simpleza es constante aunque eventualmente vamos a ir desbloqueando más opciones, entre las que se destacan ataques especiales animados y un sistema de turnos y contraturnos para una misma acción. Al final de cada combate sumamos puntos que podemos distribuir entre los distintos atributos de cada personaje.
La estética y dirección de arte del juego son consistentes en todo momento, desde los menús hasta las armas que utilizan los personajes. Es un lindo detalle el hecho de que constantemente aparecen criaturas inventadas o suceden eventos sobrenaturales, y los personajes del juego lo toman como algo habitual en sus vidas. Esto no siempre está bien llevado en un videojuego, y es bienvenido en una ambientación particular como la de éste.
Lamentablemente, como suele suceder en novelas visuales con poco presupuesto, faltan muchas imágenes, animaciones o cutscenes para narrar momentos particulares. Por ejemplo, nuestro protagonista combate con un monstruo, este lo derriba a un pozo y lo único que vemos es una pantalla negra con un efecto de sonido. Considerando la extensión del juego, la narrativa dinámica es pobre.
El diseño de personajes, por otro lado, tiene esa decisión tan común de hacer todo lo más japonés-tierno posible, perdiéndose en la infinidad de cosas similares que hay. Con algunos pequeños cambios el juego podría haber destacado con creces.
Utawarerumono es un juego de nicho por el género, por la historia y por la estética. Sin dudas es una combinación muy específica, pero cumple con buena nota para los que busquen este tipo de experiencias.
Como detalle adicional de la época en la que vivimos, hay que destacar dos puntos. El primero es negativo, y es que con la horda de juegos que salieron este último año, difícilmente podamos invertir el tiempo de juego que Utawarerumono demanda si no le damos demasiada prioridad. El segundo, por el contrario, es positivo y es que no hay mucha oferta del género que valga la pena hoy en día. Disgaea, uno de los mayores exponentes del género, únicamente viene lanzando re-ediciones de juegos pasados.