Cities: Skylines Review

Un sim urbano que viene a ocupar con honor el espacio que otros dejaron vacío.

Esperar la oportunidad para convertir debilidades ajenas en fortalezas propias se ha convertido, en el mercado actual de los videojuegos, en una estrategia frecuente de pequeños y medianos desarrolladores. Y con la prudente ayuda de Paradox Interactive, Colossal Order ha aplicado esta estrategia con excelencia lanzando en el momento justo su aclamado simulador Cities: Skylines.

¿En verdad es justo y necesario? Sin duda, pues ante el considerable fracaso del reboot de SimCity (2013, Maxis), el equipo detrás de Cities: Skylines consideró que era su deber la salvación de un género que hacía rato necesitaba una buena modernización. Ya que Maxis no había logrado la parte de “buena”, el espacio que quedaba vacío era muy tentador. El oportunismo en este caso dio sus frutos; Cities: Skylines es un brillante   que permite desplegar la creatividad de aficionados y curiosos por igual.

Algún día este pequeño pueblo será una gran ciudad.

Varios mapas informativos nos ayudan a planificar la provisión de servicios.

La premisa es conocida: determinamos áreas de desarrollo residencial, comercial e industrial; aseguramos la provisión de servicios como suministro eléctrico, salud y educación; y administramos el flujo de recursos económicos para expandir nuestra ciudad. Claro que es más fácil decirlo que hacerlo. Las demandas de los habitantes se vuelven más complejas a medida que el desarrollo urbano amplía las posibilidades, ¡como en la vida misma!

En este sentido, Cities: Skylines incorpora un amable sistema de progresión en el que la disponibilidad de construcciones, servicios y demás bondades está sujeta al crecimiento poblacional. Para ver rascacielos y construir aeropuertos, tendremos que lograr que nuestro humilde pueblo alcance la categoría de una importante metrópolis. Esto no sólo otorga coherencia a la expansión paulatina, sino también suavidad a la curva de dificultad, evitando que el jugador se frustre ante la enorme cantidad de variables a controlar.

El oportunismo en este caso dio sus frutos, Cities: Skylines es un brillante simulador de planeamiento urbano.

La interfaz, aspecto fundamental en juegos de este género, es intuitiva y fácilmente navegable. Ya sea que estemos construyendo autopistas, planificando áreas de desarrollo o eligiendo el lugar propicio para un monumento icónico, resulta sencillo encontrar las herramientas que necesitamos para construir nuestra ciudad soñada. Quizá en ocasiones resulta un poco tedioso cancelar selecciones y retroceder en los menús desplegables; demasiados clicks para necesidades básicas. Un aspecto positivo y notable es que, si bien hay una grilla subyacente para la construcción, ésta se adapta a la infraestructura y no a la inversa, como suele suceder en juegos similares. En Cities: Skylines, las inclinaciones y las curvas están permitidas.

La simulación en sí funciona en forma fluida y lógica. Los habitantes que viven en nuestra ciudad organizan su vida en base a lo que sus alrededores ofrecen: un lugar para vivir, un lugar para trabajar, un lugar para ir de compras. La rutina que van creando se adapta a los cambios que nosotros, como administradores, vayamos imponiendo durante la expansión y reestructuración de la ciudad. Las autopistas amortiguan los embotellamientos de tránsito en intersecciones congestionadas; las escuelas generan ciudadanos especializados para industrias más demandantes; las rotondas facilitan los accesos a la ciudad. Parecen consecuencias obvias, pero vale señalarlas porque otros juegos similares de los últimos años (*guiño, guiño* al segundo párrafo) no habían logrado siquiera algunos de estos aspectos elementales.

Más habitantes, más ingresos, más servicios, ¡pero también más demandas para la gestión!

El sistema de transporte merece una mención aparte. Es que los desarrolladores han volcado aquí toda la experiencia sobre colectivos, trenes y aviones que adquirieron en las dos iteraciones de Cities in Motion (2011 y 2013, Colossal Order), incluso atendiendo las críticas que recibieran en aquellas ocasiones. En Cities: Skylines, poner en funcionamiento una línea de colectivo y tender vías de trenes resulta tan natural como garantizar el suministro de agua potable para la población. Esta prolija integración de los diferentes elementos del juego invita a los novatos del género a animarse y perder el miedo a la gestión simultánea de tantos servicios. “Complejidad accesible” podría ser una buena síntesis de la sensación que provoca este simulador.

Un aspecto innovador de Cities: Skylines es la posibilidad de demarcar distritos en nuestra ciudad con el fin de diferenciar políticas y normativas. ¿Necesitamos una zona industrial dedicada a actividades agrarias? Basta con pintar el área de un color y especializar la producción local. ¿Queremos controlar el consumo eléctrico en las zonas residenciales más adineradas? Definimos el distrito y activamos una política de bajo consumo energético. Esta diversidad abre el abanico de opciones para nuestro planeamiento urbano, nos sirve para optimizar la utilización de recursos en distintas circunstancias y aumenta el realismo de las múltiples facetas urbanas que podemos encontrar. A esto se suma la posibilidad de crear ciudades gigantescas, gracias a la opción de adquirir terrenos contiguos para continuar nuestra expansión.

“Complejidad accesible”: una buena síntesis de la sensación que provoca este simulador.

Lamentablemente, las caras de la metrópolis no siempre se ven tan bien. Los gráficos de Cities: Skylines distan de ser grandiosos, y la técnica fotográfica de “tilt-shift” (el uso de movimientos para hacer foco selectivo, dando la sensación de una escena de miniaturas) no alcanza para disimular la vagueza visual cuando acercamos la cámara. Afortunadamente este aspecto no afecta demasiado la experiencia de juego en el género de simulación, pero un mayor pulido de los gráficos sería bienvenido para disfrutar el movimiento de la ciudad en todo su esplendor.

Los habitantes de barrio norte van a tener que regular su consumo energético y poner el aire acondicionado a no menos de 24ºC.

Al poco tiempo de salir al mercado, una gran cantidad de jugadores comenzaron a compartir sus versiones personalizadas de edificios, monumentos e incluso interfaces. Es que Cities: Skylines se propuso el objetivo de ofrecer herramientas accesibles para que los aficionados puedan dejar volar su creatividad y publicar sus mods a través de Steam Workshop. Parece que la propuesta tuvo éxito: a poco más de un mes de lanzamiento, se suman miles de creaciones por día a la ya extensa base, y nos encontramos con la posibilidad de construir el Kremlin, ubicar una cancha de fútbol, o recorrer la ciudad en primera persona con los ojos de algún sim deambulante. Un mod permite incluso erradicar al insistente pajarito que nos comunica como un twitter las reacciones de los habitantes a nuestras políticas de gestión. Evidentemente, la comunidad de modders garantiza larga vida en las metrópolis de Cities: Skylines. Bueno, excepto quizá para el pajarito…

La comunidad de modders garantiza larga vida en las metrópolis de Cities: Skylines.

Este mod permite ver el juego desde otra perspectiva, aunque los gráficos no ayuden.

En conclusión, Cities: Skylines es un prolijo simulador de planeamiento urbano que integra con solvencia un rico conjunto de elementos, opciones y posibilidades creativas. Ocupa con honor un espacio que, por malas decisiones ajenas, estaba quedando vacío a la espera de un nuevo rey. Todavía está por verse si este desplazamiento es definitivo, pero recordemos que en el juego de tronos se gana o se muere.

Como aficionado al género de simulación, había quedado desilusionado tras el fracaso del reboot de SimCity en 2013. Cities: Skylines vino como anillo al dedo para sacarme ese sabor amargo y logró incluso sorprenderme con varias de sus innovaciones.

¿LO JUEGO?

Si te gusta el género, claramente vale la pena que construyas tu metrópolis soñada en Cities: Skylines.

Y Checkpoint Radio que opina?

guru_web

El oportunismo, usado sabiamente y en pos de la satisfacción del gamer, claramente es la que va. EA y Maxis LTA.

vani_web

No soy gran jugadora del género, realmente he jugado pocos exponentes y hace mucho tiempo. Por un lado me atraen, pero por el otro no me terminan de enganchar del todo. Tendría que darle una oportunidad a los que hay ahora. Al parecer- según esta review- probar éste sería una muy buena opción.

dieguito_web

Soy un gran fan del género. De chico fui un jefe de gobierno exitoso, manejé un hospital que era la envidia de la competencia y administré una estación espacial que hasta Yoda quería visitar. Mi decepción con el último SimCity, tal cual se comenta en la review, fue grande y sentí un vacío. A este juego lo tenía en la mira, y leyendo la review confirmo que tengo que darle una probadita. Espero con ansias la expasión con bicisendas, metrobus y la opción de cerrar centros culturales con sólo un click.

Lo Bueno

  • Curva de dificultad suave y complejidad accesible.
  • Posibilidad de crear grandes metrópolis llenas de movimiento, con un sólido sistema de transporte.
  • Demarcar distritos y diferenciar políticas urbanas otorga variedad y flexibilidad.
  • Prestaciones suficientes para que la comunidad de modders mantenga al juego con vida.

Lo Malo

  • Gráficos con poca variedad y detalle visual.
  • A veces se necesitan demasiados clicks para funciones básicas.
8

¡A no dejarlo pasar!

Un gamer que juega múltiples géneros en múltiples plataformas, Hugo -alias Beto- comenzó desde pequeño a incursionar en los videojuegos a través de joyas como Super Mario Bros., Pac-Man y Carmen Sandiego. Sus géneros predilectos son los RPG, los juegos de estrategia (RTS y 4X) y los puzzle. En su ámbito laboral, como profesor universitario en ciencias de la salud, incorpora analogías, alegorías y estrategias de enseñanza inspiradas en su experiencia videojueguil cuando ve la oportunidad. Por supuesto también difunde la religión Checkpointera en sus círculos académicos.