La remasterización de un juego no tan conocido de la saga Final Fantasy. Enterate en nuestra review si vale la pena re-escribir estas crónicas.
Unos 17 años atrás, Square restituía los lazos de su saga insignia con Nintendo al lanzar en Gamecube Final Fantasy Crystal Chronicles, un título atípico para la franquicia que invitaba a conectar a varios jugadores en una aventura cooperativa. Hoy tenemos la posibilidad de jugar una versión remasterizada que, si bien pule la experiencia audiovisual de forma notable, deja intactos aquellos aspectos que más modernización necesitaban.
El juego propone el recorrido en caravana por un mundo afligido por el miasma, un éter tóxico que además esconde monstruosidades y que sólo puede mantenerse a raya gracias a cristales, alrededor de los cuales persisten protegidos ciudades y pueblos con sus estresados habitantes. El viaje de los aventureros que controlamos se justifica por la necesidad de revitalizar periódicamente dichos cristales con myrrh, una sustancia que se halla en árboles distribuidos a lo largo del continente, usualmente en los rincones de peligrosos laberintos y calabozos.
La caravana vuelve a partir, 17 años después.
Varias razas entre las cuales elegir.
Con esta aceptable premisa, creamos a nuestro personaje a partir de razas distintivas como los humanos y los Yukes, que cuentan con su personalidad y experticia. Podemos embarcarnos solos -una experiencia algo insulsa- o acompañados de otros tres viajeros. En la era de la Gamecube, necesitábamos utilizar cuatro Game Boy Advance con sus respectivos cables link para disfrutar el modo multijugador -sí, aunque no lo crean. En la versión remasterizada, contamos ahora con la posibilidad de jugar online y con crossplay, lo cual facilita enormemente la titánica tarea de antaño. Lamentable y llamativamente, esta edición carece de multiplayer local y de compañeros controlados por IA, algo que habría sido una gran inclusión para atraer a un público mayor. Por otra parte, todavía necesitamos que uno de los jugadores -o un Moogle en caso solitario- se encargue de llevar el cáliz que nos protege del miasma al transitar el territorio.
Una versión remasterizada que, si bien pule la experiencia audiovisual de forma notable, deja intactos aquellos aspectos que más modernización necesitaban.
El combate en Crystal Chronicles conserva su simpleza, con ataques físicos y magia que podemos combinar y mejorar a medida que avanzamos a través de un calabozo. Aunque carece de un sistema de progresión por experiencia, el juego posee mejoras para el equipamiento que podemos sintetizar a partir de las recompensas que obtenemos al erradicar enemigos, así como artefactos que optimizan nuestros atributos. Bajo la lupa del presente, la jugabilidad se siente tosca y lenta, un aspecto cuya remasterización es comprensiblemente compleja, aunque le habría sentado bien una revisión profunda.
El combate se ve más bello, pero se siente igual de tosco.
Algo que sí destaca es el apartado audiovisual que, comparado con la versión original, ha recibido una notable mejoría. Los gráficos se ven más acordes a los años que corren y la música, que ya era admirable en su momento, ha recibido reversiones más que bienvenidas, incluyendo un bellísimo remix del tema vocal “Morning Sky”.
En definitiva, Final Fantasy Crystal Chronicles Remastered Edition intenta traer al presente una de las iteraciones menos conocidas de la aclamada saga, pero se queda corto al remasterizar sólo algunos apartados y arrastrando varios de los problemas que quizá fueran aceptables en otra era, pero que hoy en día probablemente ahuyenten a la mayoría de los interesados.