Final Fantasy VII Remake llega a PS5 aprovechando las mejoras de la nueva generación y suma a Yuffie a su elenco con un episodio autoconclusivo.
Final Fantasy VII Remake fue una de las grandes sorpresas del 2020. Es difícil describirlo exactamente sin incurrir en spoilers, pero basta con destacar el excelente nivel audiovisual, la intención y buen desarrollo de todos los personajes viejos y reinventados, y un sistema de combate cuasi-perfecto entre acción y RPG por turnos.
Esta review se va a centrar pura y exclusivamente en el episodio de Yuffie, ya que dejamos por sentado que el juego base es una recomendación absoluta.
El nuevo capítulo, sin embargo, representa más que un DLC del montón, ya que siguiendo la lógica del remake, se está creando contenido 100% nuevo sobre un personaje, en un momento anterior a su debut en el juego de 1997. ¿Lograron cautivarnos con la joven ninja de Wutai? ¿Descubriremos algún secreto que dé indicios del futuro de los remakes?
¿Quién es la ninja en el poncho de moogle? La respuesta te sorprenderá.
Seguimos dando vueltas por Shinra.
Comenzando con el combate, el juego vuelve a brillar en este frente. Así como sucedía con Cloud, Tifa, Aerith y Barret, cada personaje tiene sus propias mecánicas y movimientos que hay que aprender a dominar, y Yuffie logra sentirse desde el principio igual de original y fresca que el resto de sus futuros compañeros.
La clave del combate ninja consiste en su shuriken gigante. Si lo tenemos con nosotros podremos desatar combos de corto alcance, mientras que si lo arrojamos podemos complementar un daño persistente con magia o impulsarnos hacia nuestra arma y continuar con los golpes. El personaje está creado de tal forma que sea intuitivo pelear tanto de lejos como cerca, sea en tierra firme o en combates aéreos.
A eso se le suman las bondades del ya instalado sistema de combate, que nos demandará utilizar constantemente habilidades o distintas magias.
Sonon, potencial desaprovechado
Sin embargo, este capítulo suma una variable al combate: otro ninja que acompañará a Yuffie llamado Sonon; un personaje completamente nuevo incorporado para la remake, que podría o no haber existido en el juego original por como lo plantean. La particularidad es que nunca podemos controlarlo, sino que únicamente le podemos dar órdenes para que utilice magia o habilidades con la barra ATB; para complementar aún más la experiencia se agregó la oposición de sincronización, donde al activarla Sonon se incorpora a nuestros ataques, potenciándolos a cambio de cargar lentamente su barra de ATB. Si bien en texto parece simple, en combate es una gran manera de agregar una opción de riesgo.
La historia por otro lado deja un poco que desear. Se aprecia el esfuerzo y el intento por expandirse en el frente de Yuffie mientras transcurre el juego base, además de introducirnos personajes que recién conocemos en secuelas de Final Fantasy VII. Lamentablemente carecen de profundidad más allá del fanservice y se siente cumplidor, pero con potencial desperdiciado si lo comparamos con algo tan cercano como el trabajo hecho con Jessie.
Lo mismo se puede decir del final secreto. No aporta demasiado este párrafo para quien no entienda la referencia, pero si jugaste a Kingdom Hearts y viste lo que hizo Nomura con cada iteración intermedia, esos finales que en otra época te hubieran emocionado, ahora se sienten como un hype innecesario que demanda otro tipo de acercamiento.
El combate sigue siendo lo mejor del juego.
Si aún no lo jugaste, no se que estás esperando: la remake en sí misma es una obra maestra y el episodio de Yuffie por sí solo, por más que tenga falencias tan evitables, lo vale en su combate y sus valores de producción.
