Lost in Random ofrece una narrativa elegante y una jugabilidad original, pero su potencial se pierde… aunque no por azar.
De la mano de Electronic Arts, Zoink Games nos trae una aventura Tim Burton-esca, que a menudo se siente como una película animada interactiva, con un admirable narrador y todo. Lost in Random se arriesga en arrojar los dados, pero la suerte no siempre está de su lado (¿o de su dado?).
La narrativa y el guión están inteligentemente construidos, y en conjunto con la elegante animación y sombría ambientación, brindan una experiencia que se disfruta de principio a fin. Situada en un reinado fantasioso llamado Random, la historia nos pone en la piel de Even, quien va al rescate de su hermana Odd, raptada por la caprichosa reina cuyo oscuro dado determina el destino de niños que alcanzan los 12 años de edad. Recorriendo seis sectores -que representan los números de un dado- avanzaremos linealmente hacia el desenlace de una trama disfrutable, aunque nada inolvidable.
El estilo y ambientación son sublimes.
Nos adaptamos a lo que venga, si le pedimos al azar que nos dé… una mano.
Al poco tiempo de iniciar su odisea, Even se encuentra con Dicey, un dado sobreviviente de una época más próspera, antes de que la reina se deshiciera de sus portadores y prevaleciera como la única portadora de semejante instrumento. Como compañero de aventuras, forjaremos con este simpático personaje un lazo de amistad que, lamentablemente, no termina de solidificar del todo en las 10 a 15 horas que dura el juego.
Desde ya, Dicey es la puerta de entrada al innovador sistema de combate contra el ejército de hojalata de la monarca: al iniciar una escaramuza, debemos juntar unos cristales que nos permitirán arrojar el dado congelando la acción, obtener una mano de cartas al azar y jugar una cantidad de éstas que depende del número obtenido. De esta forma, armados de espadas, mazas o trampas podemos derrotar a nuestros enemigos. Fuera de batalla, compramos nuevas cartas y configuramos nuestro mazo de 15, para ajustar la estrategia según las circunstancias lo demanden.
Si dedicamos suficiente atención al contexto de juego, las alegorías nos invitan a reflexionar sobre la inevitabilidad de algunos aspectos de la vida. El dado arrojado por una figura poderosa decide el destino de los habitantes, ya sea que les toque ser los Unos condenados a la pobreza y esclavitud, o los Seis que la acompañan cerca de su trono -a menos que un espíritu rebelde como el de Even nos impulse a elegir camino diferente. O pensemos en las manos de cartas impredecibles que recibimos en combate, que nos obligan a resolver una situación con lo que nos ha tocado. Un planteo interesante para quien gusta mirar más allá.
Aun con sus fortalezas, el juego palidece en los escenarios lineales y llenos de pasadizos inconducentes, con misiones secundarias que no tienen demasiada razón de ser. Los sectores que vamos atravesando no se sienten distintivamente explorables, y la originalidad inicialmente atractiva del sistema de combate no termina de explotar su potencial. Con todo, la suerte de Lost in Random está echada.
La narrativa y el guión son puntos fuertes, aunque la historia carece de impacto.
