Zone of the Enders vuelve, sin su primera parte, pero con una alternativa VR.
Zone of the Enders es posiblemente la segunda obra más conocida de Hideo Kojima de la era de Playstation 2. Un título con renombre, que supo perder el espacio que habría ganado gracias a la tercera parte que nunca llegó. Las primeras dos entregas salieron en forma de remaster para PS3 y Xbox 360, y ahora sólo la segunda volvió en forma de… HD Remaster, con la particularidad de tener soporte para realidad virtual.
Como tal, esta review no se centrará en el juego en sí, sino en la oferta de esta adaptación.
Zone of the Enders nos presenta un mundo futurista donde la humanidad llegó al punto tal de colonizar el planeta Marte por completo y tener robots tipo mecha, tanto como herramientas de trabajo como armas de guerra. Esta evolución no vino sin sus problemas ya que, para variar, los humanos encontraron su excusa para estar en un conflicto bélico.
Nuestro personaje, Dingo, estaba trabajando con su robot explorador cuando se encontró con un mecha modelo Jehuty de nombre ADA abandonado en una mina. Casualmente el mismo robot del primer juego que había terminado en buenas manos, generando la intriga de cómo terminó ahí. No sólo Dingo se convertirá en el nuevo piloto, sino que por motivos de la historia no podrá salir de la cabina si no quiere morir.
Mechas de los buenos.
Dirección de cámara con la firma de Kojima.
La impronta de Kojima dice presente en todo momento del juego: desde los diseños de los personajes y el arte conceptual hasta la dirección de cinemáticas, los plot twists telenovelescos, las mecánicas originales y los easter eggs.
El gameplay logra una verdadera experiencia del dinamismo que todos entendemos que una pelea de mechas voladores tiene que tener. Vamos a controlar nuestro personaje en tercera persona, podemos atacar, cubrirnos, disparar tanto balas de energía comunes como rayos rastreadores y bolas de poder, y desplegar muchas mejoras que iremos encontrando a medida que avancemos.
Podemos pensar en dos tipos de escenario: los combates con todas las unidades base enemigas, que suelen ser un desafío por la cantidad; y los jefes finales con patrones que van a poner a prueba nuestra paciencia, astucia y reflejos.
Cuando nos ponemos el casco de realidad virtual, todo se mantiene igual salvo que pasamos de ver un mecha en tercera persona a estar dentro de la cabina. Curiosamente no se encuentra en la cabeza, como debería, sino que desde nuestra visión vamos a estar en un módulo nuevo que se encuentra en lo que sería el estómago. Hay que admitir que hacer cualquier ataque y ver al robot gigante moviéndose alrededor nuestro logra que nos sintamos pequeños y dentro de un arma de guerra futurista.
El combate es exactamente igual. A pesar de esto, verlo en primera persona cambia un poco el enfoque, ya que perdemos noción de nuestros alrededores a cambio de ganar foco en lo que tenemos enfrente. Es verdad que al no estar hecho desde la base en realidad virtual, muchos movimientos pueden marear; sin embargo, si realmente estuviéramos en un robot gigante que se mueve a esa velocidad, la experiencia no sería muy distinta.
Este cambio por sí mismo es excusa suficiente para revisar el juego de nuevo, si tenemos la posibilidad de incursionar desde la realidad virtual.
Desde adentro.
Por el contrario, cada cinemática nos saca de la visión 360 y nos deja viendo la escena correspondiente como si estuviéramos en una sala de cine. Si bien se aprecia adecuadamente y, como mencionamos antes, la dirección de cámara es un lujo, hubiera estado bueno que busquen la forma de integrar mejor el VR también en este sentido.
Parece fuerte pero lo destruís de dos espadazos.
Zone of the Enders es un muy lindo juego; si fuera solamente esa la review el puntaje sería un 8.5 o 9. Lamentablemente, el remaster no ofrece mucho más de lo que sí ofreció el remaster de PS3/360. El VR es una inclusión más que interesante, pero la falta del primer título sin mucha explicación lo descompensa negativamente. Hubiera sido una excelente oportunidad para hacer un remake a lo Yakuza Kiwami y preparar el sucesor de la saga -aunque Kojima ya no esté involucrado con Konami.
